Japón ha anunciado su intención de ampliar su lista de cetáceos permitidos para la caza comercial, incluyendo ahora a la ballena de aleta, también conocida como rorcual común. Esta especie, considerada el segundo animal más grande del planeta después de la ballena azul, puede alcanzar longitudes de hasta 27 metros. El país asiático retomó estas actividades de caza de ballenas para otros tipos en 2019, tras más de tres décadas de pausa.
El portavoz gubernamental japonés, Yoshimasa Hayashi, explicó en una rueda de prensa celebrada a finales de la semana pasada que «las especies de ballenas son un recurso alimentario importante y deben ser utilizadas de manera sostenible, al igual que otras especies marinas, basándonos en evidencias científicas y en la cultura tradicional». Sin embargo, esta decisión ha generado controversia a nivel internacional.
Hasta el momento, Japón había autorizado la caza de tres especies de ballenas: la ballena de Bryde o de ojos grandes, la ballena Minke y la ballena de Sei, también conocida como ballena norteña o boba. La decisión de hoy surge después de un periodo en el que el gobierno japonés ha estado recabando opiniones de la ciudadanía desde el pasado martes y continuará hasta principios del próximo mes, a pesar de las críticas recibidas por parte de grupos que se oponen a la caza de cetáceos.
En julio de 2019, Japón reanudó la caza comercial de ballenas en sus aguas, una práctica que oficialmente había interrumpido durante 32 años y que llevó al país a abandonar la Comisión Ballenera Internacional (CBI), la cual prohíbe la caza de estos animales.
La organización EIA ha calificado esta decisión como «un atroz paso atrás» en la protección de las ballenas.