Titán podría estrellarse contra Saturno

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La luna más grande de Saturno, Titán, tiene un efecto descomunal en la inclinación del planeta, y su migración hacia el exterior podría derribar al planeta y condenar al propio Titán.

La luna de SaturnoTitán, es un lugar extraño: más grande que el planeta Mercurio, este satélite está envuelto en una espesa atmósfera -el único que posee una en todo el Sistema Solar- cubierta de ríos y mares de hidrocarburos líquidos, como el metano y el etano. Debajo de esta capa, hay una gruesa corteza de hielo. Más abajo, los científicos creen que esconde un océano de agua líquida. Y muchos sospechan que allí puede haber algún tipo de vida.

Para comprender los conceptos básicos de la migración orbital, podemos mirar a nuestra propia Luna. Ella misma ejerce una pequeña atracción gravitacional sobre nosotros mientras nos orbita. Esto es lo que causa las mareas: los tirones rítmicos del satélite hacen que los océanos de la Tierra se abulten de lado a lado. Pero el efecto no acaba ahí: los procesos de fricción dentro de la Tierra convierten parte de esta energía en calor, distorsionando el campo gravitacional de nuestro planeta, y «empujando» a la propia Luna hacia adelante en su órbita

Titán, la mayor luna de Saturno y uno de los lugares más prometedores para encontrar vida dentro del Sistema Solar, podría terminar estrellándose contra el gran planeta anillado. Pero también podría ser ‘explusado’ de nuestro sistema planetario y perderse para siempre en la inmensa soledad del espacio exterior.

Saturno

Su destino final depende, en gran medida, de cómo evolucione la enorme influencia que esta luna tiene sobre la inclinación del planeta, y de si su lenta pero continua migración hacia el exterior es capaz, algún día, de ‘tumbar’ al propio Saturno.

Titán, de hecho, se está alejando de Saturno a una velocidad de unos 11 centímetros por año. No se trata de un fenómeno raro: nuestra luna, sin ir más lejos, también se está alejando de de la Tierra, a un ritmo de poco menos de 4 centímetros por año.

La cuestión es que la ‘fuga’ de Titán se está produciendo mucho más deprisa. A medida que la órbita de Titán se aleja de Saturno, va afectando a la rotación del planeta, haciéndolo oscilar más rápidamente sobre su eje. Y ese ‘bamboleo’ tiene una consecuencia directa: lenta, pero inexorablemente, Saturno se está inclinando.

“Si Titán continúa migrando como se predice a partir de esta tasa observada -explica Melaine Saillenfest, del Centro Nacional Francés de Investigación Científica y primera firmante de un artículo recién publicado en arXiv-, entonces la inclinación del eje de Saturno probablemente aumentará en los próximos miles de millones de años”.

Junto a Giacomo Lari, de la Universidad de Pisa, Salleinfest ha llevado a cabo una serie de simulaciones de este proceso. Y ha descubierto que Saturno podría llegar a inclinarse hasta 90 grados, lo que significa que el sentido de su rotación sería perpendicular al plano en el que orbita el Sol. Un mecanismo similar podría explicar por qué Urano está inclinado 98 grados, una característica que los astrónomos atribuyen en gran medida a importantes colisiones en el pasado del planeta. Sin embargo, esa explicación aún está sujeta a debate, y este mecanismo alternativo podría ser una solución.

Titán, a la deriva

Pero la inclinación de Saturno no es el único efecto que tendrá la migración de Titán. Muy al contrario, la acción de esta luna podría terminar volviéndose contra sí misma.

Si su órbita continúa ensanchándose, en efecto, llegará a un punto crítico en el que las diversas fuerzas gravitacionales desestabilizarán su trayectoria. Los investigadores descubrieron que esto sucederá cuando Titán esté dos veces más lejos de Saturno de lo que está ahora. En ese punto, según las simulaciones, es probable que Titán sea expulsado lejos de Saturno, o que por el contrario termine cayendo directamente hacia el planeta.

“La desestabilización de Titán -explica Saillenfest-, además, tendría importantes consecuencias en todo el sistema de satélites de Saturno, posiblemente con más eyecciones o colisiones entre lunas”.

Sin embargo, el hecho mismo de que este proceso necesite miles de millones de años para completarse significa que es posible que, en realidad, nunca llegue a suceder. De hecho, si tarda el tiempo suficiente, el Sol se convertirá en un gigante rojo mucho antes, devorando a los planetas interiores y remodelando de forma catastrófica todo el Sistema Solar.

Fuente: José Manuel Nieves / ABC, https://www.ambientum.com/

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