A medida de crece la urgencia por combatir el cambio climático, aumenta también la presión sobre la industria de la aviación por los daños que le causa al medio ambiente.
Los organismos internacionales buscan que en las próximas décadas los aviones reduzcan sus emisiones de C02 y sean también más silenciosos. Pero junto al ruido y los gases tóxicos, hay otro factor contaminante que ha pasado más bien desapercibido: las estelas blancas que se dibujan en el cielo tras el paso de un aeroplano.
Las estelas de los aviones se forman por la misma razón por la que puedes ver tu aliento caliente cuando exhalas en un lugar en el que hace muy frío.
El aire caliente y húmedo que sale de las turbinas del avión se mezcla con la atmósfera, que a esa altura tiene una temperatura mucho más baja que los gases que despiden los motores.
Así, el vapor de agua contenido en el chorro de aire se condensa y puede congelarse, formando cristales de hielo. En ese proceso se forma una nube blanca, llamada cirro o cirrus.
El efecto de calentamiento de las estelas de condensación de los aviones
Esto representa el mayor contribuyente al impacto climático del transporte aéreo. Está demostrado que tiene un efecto aún mayor que el del dióxido de carbono; de ahí que sean muchos los expertos que se afanan en desarrollar sistemas que reduzcan estos efectos contaminantes.
Científicos de la NASA y la agencia espacial alemana DLR han descubierto que se puede reducir el impacto climático de las estelas de condensación que dejan los aviones al surcar el cielo.
Usando una mezcla 50-50 de queroseno y combustible de aviación sostenible (SAF), los investigadores han logrado reducir a la mitad el número de cristales de hielo en las estelas de condensación en condiciones de vuelo reales. Esto da como resultado una reducción del 20 al 30 por ciento en el impacto climático de las estelas de condensación.
«Durante las pruebas de vuelo conjuntas realizadas por DLR y la NASA en 2018, pudimos demostrar claramente que el uso de combustibles sostenibles da lugar a menos partículas de hollín en los gases de escape del motor y que esto, a su vez, da como resultado menos cristales de hielo en la condensación», explica Christiane Voigt del Instituto DLR de Física Atmosférica en Oberpfaffenhofen.
«Esta evidencia es un gran avance para las posibilidades del transporte aéreo respetuoso con el clima. Un número menor de cristales de hielo disminuye la entrada de energía a la atmósfera causada por las estelas de condensación. Esto reduce significativamente el efecto de calentamiento climático de los cirros de las estelas de condensación», afirma.
Así se han realizado las pruebas
Las pruebas de vuelo se llevaron a cabo desde la base aérea de Ramstein en Renania-Palatinado durante 2018. El avión de investigación DLR ATRA, un Airbus A320, sobrevoló Alemania varias veces utilizando diferentes mezclas de combustible; entre ellas, queroseno puro Jet A-1 como referencia, así como mezclas 70-30 y 50-50 de queroseno y el biocombustible sostenible HEFA.
Mientras, el avión de investigación DC-8 de la NASA siguió al A320 con un retraso de uno a dos minutos para recopilar datos sobre sus emisiones y estelas utilizando numerosos instrumentos de medición.
Combustibles de aviación sostenibles
Los combustibles sostenibles se obtienen de fuentes renovables sin utilizar hidrocarburos derivados del petróleo y tienen una menor huella de carbono que el queroseno fósil. «Lo que todos los combustibles sostenibles tienen en común es que pueden producirse sin hidrocarburos cíclicos, denominados ‘aromáticos’», explica Patrick Le Clercq, director de proyecto ECLIF en el Instituto DLR de Tecnología de Combustión en Stuttgart.
«Menos aromáticos en el combustible significa menos hollín en las emisiones y por lo tanto menos cristales de hielo en las estelas. Por lo tanto, los combustibles sostenibles reducen los dos mayores efectos del transporte aéreo en el calentamiento del clima: las estelas y la huella de carbono».
Por qué las estelas de condensación de los aviones son tan contaminantes
Los motores de las aeronaves emiten partículas de hollín. Estos actúan como núcleos de condensación para pequeñas gotas de agua sobreenfriadas, que se congelan inmediatamente para formar cristales de hielo y se vuelven visibles como estelas de condensación en el cielo.
Los cristales de hielo en las estelas de condensación pueden persistir durante varias horas en condiciones frías y húmedas a altitudes de aproximadamente ocho a 12 kilómetros, formando nubes altas conocidas como cirros de estelas de condensación. Estas nubes pueden tener un efecto de calentamiento o enfriamiento localizado, según la posición del Sol y la naturaleza de la superficie subyacente.
Las estelas de condensación y las nubes cirros de estelas de condensación resultantes solo permanecen en el cielo durante unas pocas horas. Una vez que se reduce la cantidad de cristales de hielo, su efecto de calentamiento se disipa rápidamente. Esto hace que el uso específico de combustibles sostenibles en rutas de vuelo con formación frecuente de estelas de condensación sea particularmente atractivo para lograr un efecto rápido en la protección del clima.
Además, evitar las emisiones de dióxido de carbono de los combustibles fósiles aporta importantes beneficios a largo plazo, ya que el dióxido de carbono permanece en la atmósfera durante más de 100 años e impulsa el calentamiento global.
Fuente: Agencia Espacial Alemana DLR, Noelia López Redondo / EnergyNews,