Hace unos días circuló la noticia de que el núcleo de la Tierra había dejado de girar y era posible que haya retomado su rotación al sentido contrario del resto de la superficie. Un prestigioso investigador afirma que «es imposible que eso haya ocurrido».
Desde hace unos días trascendió la noticia, cuando dos investigadores del Instituto de Geofísica Teórica y Aplicada de la Universidad de Pekín, en China, publicaban en la prestigiosa revista Nature Geoscience un estudio sobre el comportamiento del núcleo de la Tierra que ha sorprendido a la comunidad científica. De acuerdo con los datos obtenidos por los científicos, la velocidad de rotación del núcleo terrestre se habría hecho más lenta en los últimos años y, además, habría empezado a girar en el sentido contrario, es decir, hacia el oeste.
Para llegar a estas conclusiones los investigadores han analizados las ondas sísmicas producidas por casi 200 terremotos en dos puntos muy alejados de la Tierra: Alaska (cerca del polo Norte) y las Islas Sandwich del Sur, (cerca de la Antártida). De esta manera la medición de la velocidad del desplazamiento de las ondas a través de las capas permite conocer mejor qué está ocurriendo en el interior del centro del planeta.
La palabra de un experto aclara la «errática teoría»
Augusto Rapalini, investigador superior del Conicet, director del Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Exactas (UBA), tuvo una mirada crítica al respecto. “El núcleo interno rota igual que la superficie de la Tierra y a la misma velocidad”. Para Rapalini existió “una mala interpretación del estudio original de Nature que hicieron los investigadores chinos de la Universidad de Pekín”.
Rapalini explicó que hace 40 años nadie se preguntaba la Tierra si rotaba más rápido o lento. “Pero estudios más avanzados en los últimos años han comprobado distintas mediciones sobre la velocidad del núcleo interno de la Tierra. Los mismos analizan cuanto tardan las ondas sísmicas en recorrer distintos puntos del planeta”, expresó.
“Los investigadores chinos estudiaron este patrón reciente con los registros sísmicos de Alaska y de las Islas Sándwich del Sur que se remontan a 1964 y parecen estar asociados con un retroceso gradual de la velocidad del núcleo interno como parte de una oscilación de aproximadamente siete décadas”, agregó a este medio el experto.
Y siguió: “Estas ondas sísmicas, que en definitiva es energía que atraviesa un punto registrado en la superficie terrestre, que se propaga por el núcleo y vuelve a emerger del otro lado del planeta en otro punto del manto, varían. Las mismas son registradas y pueden indicarnos la velocidad de este núcleo interno. Estudios anteriores muestran que el núcleo interno rotaba un poquito más rápido que el manto terrestre que pisamos. Le sacaba una vuelta en 400 años, aproximadamente. Otros estudios bajaban esos valores a menos y hablaban de 4000 años”.
Rapalini utilizó una metáfora para dar a entender sus argumentaciones y advirtió que se trata de perspectivas. “Aquí hay un concepto erróneo desde el punto de vista desde donde se observa el cambio de velocidad terrestre. Es como el efecto del auto en la ruta. Uno pasa un auto porque va más rápido. Pero eso no significa que el auto que uno pasó se detuvo o que comenzó a ir para la dirección opuesta”, dijo el experto.
“Es como clavar un banderín en el núcleo interno y observarlo desde la superficie. Si ésta va en una velocidad más rápida, no significa que el banderín va para atrás. Puede ocurrir que la velocidad del núcleo interno sea más lenta que la que la observamos en la superficie”, detalló.
Rapalini aseguró que “este trabajo de investigadores chinos no encuentra la mayor velocidad. Son estudios parados en investigaciones de los últimos años. Pero es muy poco tiempo, comparado a la evolución terrestre. Y es imposible que ocurra que el núcleo interno terrestre se haya detenido o gire en dirección opuesta a la rotación terrestre. Es físicamente imposible”, sostuvo y aclaró que decir eso significa una interpretación errónea de lo que ha hecho este estudio.
¿Qué pasaría si el núcleo de la Tierra para de girar?
Primero vamos a dejar claro que el núcleo no ha parado ni seguramente parará de forma indefinida en el futuro. Es posible que frene, que acelere después, o que cambie de sentido de giro, como apunta el estudio.
Si el núcleo para, el campo magnético puede desaparecer, o disminuir, y eso elimina o reduce la protección hacia los vientos solares. Sin él, la vida en la Tierra estaría expuesta a niveles mucho más altos de radiación cósmica y viento solar, lo que podría tener efectos devastadores en la vida en la Tierra, incluyendo la extinción masiva de especies.
Además, el cese del giro del núcleo también afectaría a la dinamo geomagnética, lo que significaría que no habría corrientes eléctricas y calor generado en el campo magnético terrestre, lo que a su vez afectaría a la tectónica de placas y al clima.
El cese del giro del núcleo también podría causar cambios en la rotación de la Tierra, lo que podría causar desplazamientos en los polos y cambios en el clima global.
Un cambio en su movimiento podría invertir los polos, cambiar el polo magnético por el sur magnético, lo que también tendría efectos en la superficie.
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