¿Cuántas aves hay en el mundo?

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Naturalmente, la cifra es aproximada porque aunque es la estimación más detallada realizada hasta la fecha, se trata de un censo que recoge las poblaciones del 92% de especies de aves que existen en la actualidad.

De entre todos los animales, las aves son de los más variados. Pájaros de todos los tamaños y colores revolotean por todas partes. Lucen plumajes fantásticos, con tonos vivos y resplandecientes. Algunos cantan, otros son capaces de imitar sonidos humanos. Unos son más tranquilos, y otros más agresivos o menos amigables.

Pero, si algo comparten, es la maravillosa capacidad de volar cientos de miles de kilómetros cada año. Y no solo eso, según la organización SEO/Birdlife, son indicadores de calidad de vida, de salud ambiental y dan la voz de alerta de los peligros que acechan nuestro entorno.

Se estima que en el mundo habitan unas 18.000 especies de aves, siendo Latinoamérica la región privilegiada con su presencia. No solo es rica en recursos naturales, sino que alberga una increíble diversidad animal, en la que también entran las aves. De hecho, muchos le conocen como el Continente de las Aves.

Si alguna vez se ha preguntado cuántas aves hay sobre la tierra, un equipo de ecólogos australianos le ofrece hoy una respuesta: 50.000 millones de ejemplares.

Naturalmente, la cifra es aproximada porque aunque es la estimación más detallada realizada hasta la fecha, se trata de un censo que recoge las poblaciones del 92% de especies de aves que existen en la actualidad. El 8% restante que no se ha incluido comprende especies tan raras que apenas hay datos disponibles sobre ellas, por lo que su ausencia, según sus autores, no tiene apenas impacto sobre el recuento final.

“Los humanos hemos dedicado un gran esfuerzo a contabilizar a los miembros de nuestra especie, somos 7.800 millones de personas. Este es el primer proyecto exhaustivo para contar un grupo de especies diferentes a la nuestra”, afirma Will Cornwell, investigador de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) y coautor de este estudio que estima que por cada ser humano hay seis aves en nuestro planeta.

Contar pájaros, dice Corey Callaghan, autor principal del censo, es una tarea necesaria para preservarlos: “Cuantificar la abundancia de una especie es un primer paso crucial en la conservación. Al contar adecuadamente los que hay, aprendemos qué especies pueden ser vulnerables y podemos rastrear cómo cambian estos patrones con el tiempo”.

Esos 50.000 millones de individuos contabilizados en este gran censo, publicado este lunes en la revista PNAS, están clasificados en un total de 9.700 especies en las que se incluyen también animales no voladores, como los emúes o los pingüinos. Todos ellos ofrecen un mosaico de la enorme diversidad de aves que hay en la Tierra y también de las asombrosas diferencias en sus poblaciones.

El selecto “club de los mil millones”

Así, sólo cuatro de las 9.700 especies pertenecen a lo que los investigadores llaman “el club de los mil millones”: especies cuyas poblaciones superan los mil millones de ejemplares. Lidera el ranking el gorrión común (con 1.600 millones de pájaros) y le siguen el estornino pinto (1.300 millones), la gaviota de Delaware (1.200 millones) y la golondrina común (1.100 millones).

En el otro extremo se sitúa el 12% de especies que cuentan con menos de 5.000 ejemplares cada una. Entre ellas destacan el charrán chino, el matorralero bullicioso (una especie endémica de Australia) o el rascón de Wallace, un ave no voladora que habita en la isla indonesia de Halmahera.

Con menos de cien individuos, el torillo pechinegro, un pájaro endémico del este de Australia, es una de las aves en situación más crítica. “Hay muchas especies en peligro de extinción incluidas en nuestro estudio. Estas incluyen el kiwi moteado mayor (alrededor de 377 individuos), el águila halcón de Java (630 individuos) y el cernícalo de Seychelles (con menos de 100 individuos)”, explica Callaghan a través de un correo electrónico.

Escasas poblaciones

La buena noticia, asegura, es que pese a sus escasas poblaciones, “muchas de estas especies aún pueden sobrevivir. En resumen, nuestro trabajo muestra que la madre naturaleza ama las especies raras. La parte clave de la investigación futura será comprender cuáles de estas especies ‘raras’ lo son porque así es como lo pretendía la madre naturaleza. Por ejemplo, una especie rara que sólo vive en la cima de una montaña en América del Sur o en Indonesia, o qué especies son poco frecuentes debido a influencias antropogénicas (por ejemplo, la deforestación o el cambio climático). Actualmente no podemos separar las dos instancias, pero esperamos que nuestro trabajo destaque qué especies podrían necesitar ser analizadas un poco más de cerca”, argumenta este ecólogo que actualmente investiga en el Centro Alemán para la Investigación Integrativa de la Biodiversidad (iDiv) Halle-Jena-Leipzig.

¿Y cuál es la situación de las aves que viven en España?

“No hemos analizado las diferencias geográficas en todo el mundo así que no podemos decir nada explícitamente sobre España como entidad”, dice Callaghan, que ofrece no obstante las poblaciones de algunas de las especies avistadas con más frecuencia en nuestro país basándose en su modelo, como el mosquitero ibérico (1.643.910 ejemplares), el rabilargo ibérico (1.157.993) la curruca balear (1.474), la ganga ibérica o común(2.913.742) o el estornino negro otordo(8.712.922).

Para realizar esta investigación, realizado con información recogida entre 2010 y 2019, se ha contado con la colaboración de más de 600.000 aficionados a la ornitología que han contribuido con los datos de sus avistamientos a la base de datos eBirddirigida desde The Cornell Lab of Ornithology.

Usando estos datos, y estudios de casos detallados cuando estaban disponibles, los ecólogos desarrollaron un algoritmo para estimar la población mundial real de cada especie de ave. Este cálculo tuvo en cuenta la “detectabilidad” de cada especie, es decir, la probabilidad de que una persona aviste ese ave, y en ella influyen factores como su tamaño, color, si vuelan en bandadas o si viven cerca de las ciudades.

Fuente: TERESA GUERRERO / EL MUNDO,

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