La tormentas de arena y polvo constituyen peligros meteorológicos comunes en las regiones áridas y semiáridas. En general, están causadas por tormentas —o fuertes gradientes de presión asociados a ciclones—
Las repercusiones de estos fenómenos en la salud, el medioambiente y las economías han vuelto a quedar patentes este año, ya que enormes penachos de arena han oscurecido los cielos y han mermado la calidad del aire en muchas partes de África, Asia, América y Europa, además de recorrer cientos de kilómetros sobre el Atlántico.
Las tormentas de arena y polvo suelen ocurrir cuando fuertes vientos arrastran grandes cantidades de arena y polvo de suelos desnudos y secos a la atmósfera. En la última década, los científicos se han dado cuenta de los impactos de estas tormentas en el clima, la salud humana, el medioambiente y muchos sectores socioeconómicos. Los Miembros de la OMM están a la vanguardia en cuanto a la evaluación de estos impactos y el desarrollo de productos para orientar las políticas de preparación, adaptación y mitigación.
Cada año penetran en la atmósfera cerca de 2 000 millones de toneladas de polvo. En buena parte, se trata de un proceso natural, aunque, en gran medida, también es fruto de una gestión deficiente del agua y de la tierra.
Los pronósticos de estos fenómenos han mejorado mucho gracias al Sistema de Evaluación y Asesoramiento para Avisos de Tormentas de Polvo y Arena (SDS-WAS) de la OMM, que coordina la investigación internacional sobre la arena y el polvo. De todas las iniciativas que abordan este problema, esta es la que lleva más tiempo en marcha, y ha supuesto el establecimiento de centros regionales operativos.
«Las tormentas de polvo y arena son un peligro muy visible que entraña graves consecuencias. Solo en los últimos meses, hemos visto la nieve teñirse de marrón en las montañas europeas, la calidad del aire se ha degradado en gran parte de China hasta generar un ambiente asfixiante, y un enorme penacho se ha desplazado desde el Sáhara hasta Sudamérica. Y esos son solo algunos ejemplos», dijo Oksana Tarasova, jefa de la División de Investigación sobre el Medioambiente Atmosférico de la OMM.
«Afortunadamente, los avances en los sistemas de observación satelitales y terrestres y en la modelización informática han mejorado mucho nuestra capacidad para emitir alertas tempranas. La OMM se está preparando para hacer frente a nuevos retos científicos y operativos en los próximos cinco años (2021-2025) y respaldar así las diversas opciones disponibles en cuanto a prevención de desastres, mitigación y adaptación. Los fenómenos de fuerte impacto, como las tormentas de arena y polvo y los incendios forestales, se han incrementado en algunas partes del mundo y se prevé que sigan aumentando como consecuencia del cambio climático y la degradación del medioambiente», dijo la doctora Tarasova.
Tormentas de polvo cada vez más frecuentes
En las zonas de origen, las tormentas de arena y polvo dañan los cultivos, afectan al ganado y destruyen la capa superior del suelo. En las zonas de depósito, el polvo atmosférico, especialmente en combinación con la contaminación industrial local, puede causar o empeorar problemas de salud humana como enfermedades respiratorias. Las comunicaciones, la generación de energía, el transporte y las cadenas de suministro también pueden verse afectados por la baja visibilidad y las fallas mecánicas inducidas por el polvo.
La reunión llega en un momento crítico, ya que estadísticas recientes publicadas a través del nuevo panel de datos de la CLD muestran que el mundo está perdiendo casi 1 millón de kilómetros cuadrados de tierras saludables y productivas cada año: unos 4,2 millones de kilómetros cuadrados entre 2015 y 2019, o aproximadamente el área combinada. de cinco naciones de Asia Central: Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán.
Si bien las SDS pueden fertilizar ecosistemas tanto terrestres como marinos, también presentan una variedad de peligros para la salud humana, los medios de vida y el medio ambiente.
Las tormentas de arena a menudo tienen impactos económicos significativos: por ejemplo, le cuestan al sector petrolero en Kuwait aproximadamente 190 millones de dólares al año, mientras que un solo evento de tormentas de arena en 2009 resultó en daños estimados entre 229 y 243 millones de dólares en Australia.
Como nota positiva, el polvo de SDS puede contener nutrientes del suelo como nitrógeno, fósforo y potasio, así como carbono orgánico. Algunos lugares se benefician de esta deposición de nutrientes en la tierra y de la deposición de minerales y nutrientes en el agua, particularmente en los cuerpos oceánicos. Cuando se depositan, pueden proporcionar nutrientes a las zonas de cultivo o pastos a favor del viento. Sin embargo, estos beneficios limitados se ven superados con creces por los daños causados.