Desde el Neolítico, el hombre ha estado observando el cielo y el comportamiento de las aves en vuelo, y ha sido usado desde entonces como una forma sencilla de predicción del tiempo.
Si un vencejo cae al suelo le será muy difícil remontar el vuelo porque sus pequeñas patas apenas le darán impulso. Sólo los vencejos adultos en plenas facultades físicas y que cuenten con una pista de despegue de unos cuantos metros podrán conseguir alzar el vuelo por sus propios medios.
A pesar de lo que pueda parecer a simple vista, los vencejos ni son golondrinas ni están emparentados con ellas. El parecido entre estas dos aves se debe a un proceso denominado convergencia evolutiva que se produce cuando dos especies animales, que no están emparentadas entre sí, tienen una misma forma de vida con idéntica alimentación o idénticos depredadores. Al tener los mismos problemas para sobrevivir evolucionan desarrollando las mismas soluciones para afrontarlos y por ello terminan siendo externamente parecidas. El vencejo y la golondrina tienen formas de vida similares cazando insectos y realizando largas migraciones, por ello han desarrollado una apariencia externa muy parecida.
De entre los pájaros de pequeño tamaño, los vencejos figuran entre las aves migratorias más rápidas. Se creía que viajaban una media de 500 kilómetros al día. Ahora, un nuevo estudio revela que esa es una estimación conservadora.
Susanne Åkesson y Giuseppe Bianco, ambos de la Universidad de Lund en Suecia, utilizaron un dispositivo miniaturizado de rastreo basado en la geolocalización por luz para hacer un seguimiento de unos vencejos adultos desde uno de los lugares más septentrionales de Europa en los que se concentran durante una etapa de su ciclo reproductivo. Dado que las aves son fieles a esos lugares, el equipo de investigación pudo recuperar muchos de los dispositivos registradores después de una temporada de migración.
Según los nuevos datos de seguimiento, los vencejos comunes recorren 570 kilómetros en un día normal, pero son capaces de ir mucho más lejos y más rápido. La distancia máxima registrada en el estudio fue de más de 830 kilómetros al día durante nueve días.
Los vencejos consiguen esta hazaña utilizando una estrategia de vuelo y nutrición que les permite ir obteniendo comida mientras viajan en vez de darse un atracón antes de un viaje largo. Para su alimentación, los vencejos dependen principalmente de los insectos voladores. La estrategia reduce sustancialmente la energía necesaria para el transporte, ya que no necesitan llevar en su cuerpo tanto combustible, lo que aumenta la velocidad de la migración.
Pero los vencejos también tienen otra estrategia, mucho más sorprendente: parece que programan el inicio de su viaje de manera que los vientos sean favorables para el período de vuelo que les espera y puedan volar en la dirección del viento en vez de en contra de él tanto tiempo como sea posible. Esto significa que no reaccionan directamente a los vientos locales, sino a lo que esperan encontrar a lo largo de la ruta que tienen por delante durante los próximos días, tal como explica Åkesson.
No está claro cómo los vencejos pueden predecir el viento. Åkesson sugiere que quizá se basan en la presión atmosférica asociada a los sistemas meteorológicos que pasan.
La velocidad de los vencejos comunes a través de aire (unos 10 metros por segundo) no es excepcional en comparación con la de otras aves migratorias. Pero su estrategia de alimentarse en ruta y su habilidad para hacer pronósticos de los vientos contribuyen a la gran cantidad de kilómetros diarios que pueden cubrir.
Åkesson y Bianco han publicado los detalles de su estudio en la revista académica iScience, con el título «Wind-assisted sprint migration in northern swifts».
(Fuente: NCYT de Amazings)