Las tormentas eléctricas nacen en las grandes nubes que por temporada de verano van acumulando energía, hielo y agua.
Las tormentas son algo que nos asusta mucho, pero verlas es un espectáculo bonito. Tanto los rayos como los truenos son fenómenos naturales que comúnmente vemos en el cielo, especialmente cuando llueve fuertemente. Dicen algunos estudios que en la Tierra caen aproximadamente 100 relámpagos por segundo… Por eso es mejor no salir de casa cuando llueve y caen truenos… Algunos los podemos ver y sentir, dependiendo del lugar donde caen y donde estemos situados.
Cuando se acerca una tormenta, escuchamos fuertes ruidos en el cielo y vemos que las nubes se iluminan y se ponen de color gris. Cuando ocurre esto, está empezando una tormenta eléctrica. Cuando una nube se carga mucho de agua, al mismo tiempo cada gotita de agua que hay en ella recoge electricidad del aire.
Doblegados ante su poderosa presencia, los seres humanos caemos hipnotizados por la inesperada formación de rayos que cruzan el cielo. De alguna manera, esperamos que alguna figura mística emerja entre la fuerza de sus ramificaciones, pero no es así. En la antigüedad se creía que esta podría ser una explicación para tal descarga de energía. No obstante, hoy gracias a la ciencia, sabemos cómo se forma un rayo y lo que se esconde detrás de la energía de la Tierra.
Según la NASA, los rayos son un fenómeno natural ocasionado por las descargas eléctricas entre las regiones positivas y negativas de una tormenta. La Tierra y su atmósfera funcionan como un circuito eléctrico gigantesco, las nubes están cargadas eléctricamente con cargas positivas y negativas. Estas a su vez interactúan con su entorno cuando sucede una tormenta eléctrica. Terminan descargando ondas de choque que vemos en forma de rayos que se expanden por regiones de la bóveda celeste.
¿Cómo se forma un rayo?
Dentro de una nube de tormenta existen millones de cristales de hielo que chocan unos con otros, estas constantes colisiones ocasionan la separación de cargas eléctricas. Así, las cargas positivas representadas por los protones, se alojan en la parte superior de la nube. A su vez las cargas negativas, es decir, los electrones, se mueven hacia la parte inferior del cúmulo.
Pero cuando se trata de polaridades electromagnéticas hay que recordar que los opuestos se atraen y mientras en las nubes las cargas negativas se alojan en las partes inferiores de estas, en tierra también se están gestando constantemente cargas electromagnéticas. En el suelo, se concentran protones con carga positiva en casi cualquier cosa, puede ser en las montañas, árboles e incluso provenientes de las personas. Cuando la carga es lo suficientemente fuerte para atraer a su opuesto negativo en las nubes, entonces ocurre la descarga eléctrica y se forman los gigantescos rayos que solemos ver en las tormentas eléctricas.
Aunque también suele suceder que los rayos golpean de nube a nube. Es de decir, que en vez de que sus cargas interactúen con la superficie de la tierra, lo hacen entre los mismos cúmulos de formaciones nubosas. Así es como se forma un rayo.
¿Cuál es la diferencia entre un rayo y un relámpago?
Se denomina rayo al fenómeno de descarga eléctrica, mientras que el relámpago es la consecuencia que percibimos visualmente de tal descarga. Estos últimos son las luces que vemos en el cielo cuando se suscita una tormenta eléctrica y se producen por el destello de las cargas eléctricas.
Pero estos fenómenos naturales también vienen acompañados de otro muy peculiar llamado trueno. Los rayos tienen tanta energía contenida que poseen el poder de calentar muy rápidamente la región donde se producen, pueden alcanzar hasta 30,000 °C. El aire caliente se dilata, es decir aumenta de volumen y se expande, pero al entrar en contacto con el aire frío que circunda en la atmósfera, se contrae de nuevo muy rápidamente. Esta diferencia de temperatura tan dramática que ocasiona la expansión y contracción del aire, produce ondas de choque que nosotros percibimos como el característico ensordecedor trueno que acompaña al relámpago.
Aunque cabe destacar que llegan a nosotros con diferencia de tiempo, primero observamos el estallido y segundos después, escuchamos el trueno. Esto es porque la luz es el objeto más rápido de todo el Universo, viaja a nosotros con mayor rapidez que el sonido, que tiene una velocidad de viaje más baja.