Una gigantesca «alfombra» de microplásticos en el fondo del mar

Un estudio reciente sugirió que incluso si nos embarcáramos en un esfuerzo inmediato y coordinado a nivel mundial para reducir el consumo de plástico, todavía se estimarían 710 millones de toneladas métricas de plástico que contaminarían el medio ambiente para el 2040.

Cada vez se producen más objetos de plástico, como platos, vasos, botellas o bolsas. Cuando nos deshacemos de ellos pueden acabar en un vertedero, ser incinerados o reciclados. Sin embargo, debido a la acción del viento y la lluvia, estos residuos también pueden llegar al mar incluso cuando los tiramos a la basura. Pueden acabar abandonados debido a la acción de las tormentas, el viento o la lluvia, o simplemente porque no se han desechado correctamente.

Así pueden llegar a ríos u otras vías fluviales y hasta en el sistema de alcantarillado de zonas urbanas. Una vez ahí, a no ser que se extraigan con anterioridad, su destino final será el mar por muy lejos que nos encontremos de la costa.

La cantidad total de microplásticos depositados en el fondo de los océanos se ha triplicado en las últimas dos décadas.

Esta es la principal conclusión de un estudio desarrollado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) y el Departamento de Entorno Construido de la Universidad de Aalborg (AAU-BUILD), que proporciona la primera alta Reconstrucción de resolución de la contaminación por microplásticos de los sedimentos obtenidos en el noroeste del mar Mediterráneo.

A pesar de que el fondo marino se considera el sumidero final de los microplásticos que flotan en la superficie del mar, se desconoce la evolución histórica de esta fuente de contaminación en el compartimento de sedimentos y, en particular, la tasa de secuestro y entierro de microplásticos más pequeños en el fondo del océano.

Este nuevo estudio, publicado en la revista Environmental Science and Technology, muestra que los microplásticos se retienen inalterados en los sedimentos marinos y que la masa de microplásticos secuestrada en el lecho marino imita la producción mundial de plástico entre 1965 y 2016. “En concreto, los resultados muestran que, desde el año 2000, la cantidad de partículas de plástico depositadas en el fondo marino se ha triplicado y que, lejos de disminuir, la acumulación no ha dejado de crecer mimetizándose con la producción y uso global de estos materiales”, explica el ICTA-UAB, investigadora Laura Simón-Sánchez.

Los investigadores explican que los sedimentos analizados han permanecido inalterados en el fondo marino desde que fueron depositados hace décadas. “Esto nos ha permitido ver cómo, desde la década de 1980, pero especialmente en las últimas dos décadas, se ha incrementado la acumulación de partículas de polietileno y polipropileno provenientes de envases, botellas y films alimentarios, así como de poliéster proveniente de fibras sintéticas en los tejidos de las prendas de vestir” explica Michael Grelaud, investigador del ICTA-UAB. La cantidad de estos tres tipos de partículas alcanza los 1,5 mg por kilogramo de sedimento recogido, siendo el polipropileno el más abundante, seguido del polietileno y el poliéster.

A pesar de las campañas de concienciación sobre la necesidad de reducir el plástico de un solo uso, los datos de los registros anuales de sedimentos marinos muestran que todavía estamos lejos de lograrlo. Las políticas a nivel mundial en este sentido podrían contribuir a mejorar este grave problema. Aunque los microplásticos más pequeños son muy abundantes en el medio ambiente, las restricciones en los métodos analíticos han limitado la evidencia sólida sobre los niveles de microplásticos pequeños en estudios previos dirigidos a los sedimentos marinos.

En este estudio, se caracterizaron mediante la aplicación de imágenes de última generación para cuantificar partículas de hasta 11 µm de tamaño. Se investigó el estado de degradación de las partículas enterradas y se comprobó que, una vez atrapadas en el fondo marino, ya no se degradan, ya sea por falta de erosión, de oxígeno o de luz. “El proceso de fragmentación se da mayoritariamente en los sedimentos de la playa, en la superficie del mar o en la columna de agua. Una vez depositados, la degradación es mínima, por lo que los plásticos de la década de 1960 quedan en el fondo marino, dejando allí la firma de la contaminación humana”, dice Patrizia Ziveri, profesora ICREA en el ICTA-UAB.

El núcleo de sedimento investigado fue recolectado en noviembre de 2019, a bordo del buque oceanográfico Sarmiento de Gamboa, en una expedición que fue desde Barcelona hasta la costa del Delta del Ebro, en Tarragona, España. El grupo de investigación seleccionó el mar Mediterráneo occidental como área de estudio, en particular el delta del Ebro, porque los ríos son reconocidos como puntos críticos para varios contaminantes, incluidos los microplásticos. Además, la entrada de sedimentos del río Ebro proporciona tasas de sedimentación más altas que en mar abierto.

Referencia

Laura Simon-Sánchez et al, Can a Sediment Core Reveal the Plastic Age? Microplastic Preservation in a Coastal Sedimentary Record. Environmental Science & Technology (2022). DOI: 10.1021/acs.est.2c04264

Universidad Autónoma de Barcelona

Con información de: https://www.tiempo.com/ https://es.greenpeace.org/

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