Las cifras divulgadas de choques de aves contra ventanas son sorprendentes. Se suele decir que entre 100 millones y 1.000 millones de aves mueren cada año de esa manera.
En nuestro mudo civilizado, la muerte de aves en los cristales de edificios o ventanas supone una delas principales amenazas para su conservación. Se estima que sólo en España mueren cientos de miles de aves cada año por esta causa. Muchos edificios pueden ser construidos de manera que no supongan un peligro para las aves. Vamos a mostrar dónde se produce el peligro y la manera de evitarlo. ¡La conservación de las aves empieza en tu propia casa.
Al igual que los humanos, los cristales transparentes “no se ven” por lo que las aves intentan volar a través de ellos como si no estuvieran en ventanas, pistas de pádel, pasarelas. Muchos cristales tintados reflejan lo que tiene alrededor, paisaje, árboles o simplemente las nubes o el cielo, por lo que “engañan” a las aves que lo consideran como una continuación de su propio hábitat, ya sea urbano o forestal.
La modificación de los hábitats y el tráfico ilegal son algunos de los factores que amenazan a cientos de aves que hoy se hallan en peligro de extinción en el mundo. Sin embargo, un fenómeno de interés científico, tal vez mucho más próximo a la vida en las ciudades (y del que muchas personas tal vez sean testigo) hoy provoca la muerte de cientos de millones de aves en el mundo al año: el choque de los animales, en pleno vuelo, contra las ventanas de casas y edificios.
En el hemisferio norte, en donde primero se estudió el problema, poseen algunas estimaciones que dan cuenta de la mortandad producto de las colisiones: solo en Canadá, 42 millones de aves mueren anualmente por estos choques. En Estados Unidos, la cifra es mucho más amplia: calculan que la mortalidad está entre 365 millones y mil millones de aves al año. Pero más allá de la cifra precisa lo que resulta claro para la comunidad científica dedicada a la conservación de la biodiversidad es que los impactos de las aves contra las ventanas están entre las principales causas de mortalidad aviar en el mundo y por esto actualmente se evalúan diferentes estrategias que mitiguen el problema.
“Esto está muy estudiado en Chicago o en Nueva York, donde hay rutas migratorias que pasan por el medio de la ciudad y entonces en cierta época del año mueren miles de aves, pero también de insectos y murciélagos. En el caso de la Argentina no tenemos estimaciones detalladas del impacto sobre la demografía de las especies, pero sin dudas es muy grande”, dice el biólogo Sergio Lambertucci, investigador del Conicet en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA). En nuestro país, los datos al respecto son más bien escasos, pero hace unas semanas, un estudio publicado en la revista científica Perspectives in Ecology and Conservation acercó una primera estimación, aunque en conjunción con otra problemática: la depredación llevada a cabo por mascotas sobre animales ya heridos por el choque contra ventanas. A partir de la información provista por voluntarios (356), quienes completaron una encuesta sobre lo que habían observado en sus casas además de brindar detalles sobre la cantidad de mascotas que poseían y la localización de sus hogares, los autores del estudio pudieron analizar los factores que influyen en la probabilidad de que las aves sean cazadas por perros o gatos, y también estimar la mortalidad anual por estos factores.
“En la Argentina aproximadamente mueren seis millones de aves al año producto de la depredación, por parte de un gato o un perro doméstico, luego de colisionar con una ventana. Esto suele suceder bastante a menudo ya que muchas veces las aves que chocan con las ventanas, si no mueren producto del impacto, porque muchas veces vienen volando a mucha velocidad, puede ser que queden atontadas y necesiten algunos minutos para recuperarse. Pero si en el hogar, en el jardín de la casa, existen mascotas, muchas veces lo que sucede es que el ave termina muriendo producto de la depredación”, explica Natalia Rebolo, una de las autoras del estudio y también investigadora en el INIBIOMA.
El estudio es el segundo que se realiza en Argentina que tiene en cuenta las colisiones de aves contra ventanas. En general, dice Lambertucci, los animales que se ven más afectados por estos choques son “aves de tamaño pequeño o mediano, que habitan en zonas urbanas o que están migrando”. Los choques pueden tener diferentes causas y suceder en distintas circunstancias; pero en todas, la confusión provocada sobre las aves, por reflejos de las ventanas o luces encandilantes parece tener un papel central en el desenlace final. Un factor que aumenta la probabilidad de que las aves choquen contra las ventanas, dice Lambertucci, es el reflejo de vegetación que puedan dar los vidrios. Las luces también representan una trampa mortal para las aves, que se ven encandiladas por el brillo, antes de chocar contra ventanas, paredes u otras construcciones.
De noche, además, pueden confundir las luces de la superficie con el reflejo natural de las estrellas que se da en las lagunas, y volar hacia alturas más bajas en donde se encuentren con cables de alta tensión y todo tipo de edificaciones peligrosas para ellas. “Sobre todo en las aves acuáticas es muy frecuente que vayan hacia las ciudades y se accidenten”, señala Ignacio Roesler, coordinador del Programa Patagonia de Aves Argentinas e investigador del Conicet en la Fundación Bariloche.
No obstante, aclara que no solo las ventanas son un peligro en el vuelo para los animales: “Los cables son completamente invisibles de noche para los bichos en la migración nocturna, entonces la mortalidad empieza a aumentar mucho más (que por el solo efecto de las ventanas)”, agrega.
Con información de: https://www.inecol.mx/