Es decir, más que el peso del mayor objeto artificial del mundo, la Gran Muralla china, según denunció el Foro WEEE de productores ecológicos con motivo del Día Internacional de los Residuos Electrónicos.
Se llama basura electrónica a todos aquellos dispositivos eléctricos o electrónicos que han llegado al final de su vida útil y, por lo tanto, son desechados. Computadoras viejas, celulares, electrodomésticos, reproductores de mp3, memorias USB, faxes, impresoras, etc. Algunos se rompen y otros quedan obsoletos por el avance de la tecnología.
El problema que nos preocupa y sobre el cual estamos trabajando es que la basura electrónica es vertida a cielo abierto, lo cual resulta altamente contaminante. Los metales y demás elementos que poseen estos Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (conocidos como RAEE) son tóxicos y contaminan el medio ambiente, perjudicando el aire que respiramos, la tierra y el agua que bebemos.
“La generación mundial de desechos electrónicos está creciendo anualmente en 2 millones de toneladas, o alrededor del 3 al 4 %, un problema atribuido a mayores tasas de consumo de productos electrónicos, que aumentan un 3 % anual, ciclos de vida de productos más cortos y opciones de reparación limitadas”, señala el Foro WEEE en un comunicado.
De seguir por esa senda, para 2030 se llegaría a los 74 millones de toneladas, agregó la plataforma, que denunció que en un hogar medio europeo hay de media 11 de 72 artículos que ya no se utilizan o están estropeados.
Esa organización, de la que forma parte la firma medioambiental española Recyclia, agrega que las estimaciones apuntan a que sólo en los hogares de Francia hay entre 54 y 113 millones de teléfonos móviles que no se utilizan, lo que supone entre 10 y 20 toneladas de residuos, y que en Estados Unidos se tiran cada día 416.000 dispositivos.
Aparatos electrónicos en desuso
El director general del Foro WEEE, Pascal Leroy, apeló a la responsabilidad individual para deshacerse de los aparatos electrónicos en desuso, de forma que puedan ser reciclados.
“Mientras los ciudadanos no devuelvan su equipo usado, roto, lo vendan o lo donen, tendremos que seguir extrayendo materiales completamente nuevos que causan un gran daño ambiental”, señaló.
En alusión a la cumbre climática COP26 que se celebrará a inicios de noviembre en Glasgow (Reino Unido), Leroy señaló que cada tonelada de basura electrónica reciclada “evita alrededor de 2 toneladas de emisiones de CO2”.
En un millón de teléfonos móviles, por ejemplo, hay incrustados 24 kilos de oro, 16.000 kilos de cobre, 350 kilos de plata y 14 kilos de paladio, recursos que podrían recuperarse y devolverse al ciclo de producción sin necesidad de extraer nuevas materias primas que, en cualquier caso, genera más CO2 que el reciclaje, agregó la plataforma.
Vía: https://noticiasambientales.com/