Un equipo de investigadores de distintas instituciones de Estados Unidos y Gran Bretaña acaba de poner punto y final a una cuestión que lleva décadas intrigando a los astrónomos: ¿Por qué Urano y Neptuno tienen un color azul tan diferente?
Podemos determinar el color de un planeta por observación directa a través de un telescopio. Es tu propio ojo, con ayuda de unas lentes y/o espejos (con más o menos cromatismo) los que ven en directo la imagen de los planetas (Los visibles, claro) y con buena vista puedes determinar su color. De esta forma estamos un poco limitados a que las condiciones de la atmósfera sean las adecuadas, que el telescopio esté correctamente calibrado y… que tu vista sea fiable.
La segunda opción son las fotografías. Podemos conseguir imágenes de los planetas a través de fotografías realizadas en telescopios terrestres, telescopios espaciales o en sondas. Pero ¿Podemos fiarnos de las imágenes tomadas por las cámaras? Aunque las cámaras están concebidas para captar los colores tal y como lo hacen nuestros ojos, rara vez resultan 100% fiables.
En las imágenes tomadas en luz visible, en efecto, Urano aparece en un azul pálido, mientras que Neptuno tiene un tono cobalto más oscuro y profundo. Utilizando datos del Telescopio Espacial Hubble y de distintos observatorios terrestres, así como información obtenida de las naves espaciales Voyager 1 y 2, que pasaron junto a los dos planetas en 1986 y 1989 en su camino hacia el exterior del Sistema Solar, Patrick Irwin, de la Universidad de Oxford y sus colegas han desarrollado una serie de modelos detallados de las atmósferas de ambos mundos que podrían explicar la llamativa diferencia de color.
Los resultados de su investigación acaban de publicarse en el servidor de prepublicaciones arXiv. Mundos como Marte o Júpiter han acaparado desde siempre la atención de astrónomos y astrofísicos, pero tenemos aún pocos datos de los dos gigantes azules, ya que hasta ahora no se han enviado sondas para estudiarlos. Por eso, en la actualidad, la única información directa que tenemos sobre ellos son los datos enviados por las dos sondas Voyager hace más de treinta años. Además, claro, de las observaciones hechas desde tierra.
Gruesas atmósferas de Urano y Neptuno
Las densas atmósferas de estos planetas están compuestas de hidrógeno, helio y metano. Pero se cree que otros productos químicos también flotan en sus cielos a diferentes altitudes. Productos que probablemente se forman cuando el metano se descompone debido a la radiación ultravioleta del sol, antes de convertirse en hidrocarburos más grandes.
En sus nuevos modelos, los investigadores identificaron una capa en forma de neblina, que se cree que está presente en ambos mundos pero que tiene aproximadamente el doble de espesor en Urano que en Neptuno. Y esa característica, que el equipo llama capa Aerosol-2, se vería blanquecina en las longitudes de onda visibles.
Por lo tanto, el mayor grosor de las neblinas de Urano haría que el color del planeta fuera más claro, de forma similar a cómo un papel de calco colocado sobre una foto hace que sus tonos sean más apagados y lechosos. Según Irwin, “esto podría explicar por qué Urano es de un color azul más pálido que Neptuno”.
En cuanto al hecho de que, aunque diferentes, ambos planetas sean de color azul, los investigadores creen que se debe al metano presente en sus atmósferas. En palabras de Leigh Fletcher, de la Universidad de Leicester, en Reino Unido, “el metano absorbe luz roja y deja que la luz azul se refleje”.
Según los autores del artículo, futuras observaciones ayudarán a responder las muchas preguntas sobre Urano y Neptuno que aún esperan respuesta. No en vano, el estudio de los dos planetas forma parte de las actividades planificadas para el primer año de operaciones del Telescopio Espacial James Webb, que ya se encuentra en su destino, a 1,5 millones de km de la Tierra y que empezará sus observaciones a partir del próximo mes de junio.
Fuente: José Manuel Nieves / ABC, https://www.ambientum.com/