De acuerdo a un nuevo estudio, los bosques tropicales son de vital importancia en el enfriamiento de la superficie de la Tierra al extraer dióxido de carbono del aire. Los árboles enfrían el planeta en un tercio de grado a través de mecanismos biofísicos como la humidificación del aire.
“Esta es una contribución mayor de lo esperado para estos ‘efectos biofísicos’”, dijo en diálogo con la revista científica Nature Bronson Griscom, científico climático forestal de la organización ambiental sin fines de lucro Conservación Internacional, con sede en Arlington, Virginia. Y agregó: “Desde hace un tiempo, asumimos que el dióxido de carbono por sí solo nos dice esencialmente todo lo que necesitamos saber sobre las interacciones entre los bosques y el clima. Pero este estudio confirma que los bosques tropicales tienen otras formas importantes de conectarse con el sistema climático”.
Este análisis fue publicado en Frontiers in Forests and Global Change, y aseguran que podría permitir a los científicos mejorar sus modelos climáticos, al tiempo que ayuda a los gobiernos a diseñar mejores estrategias climáticas y de conservación.
LOS BOSQUES Y LA TALA
Lamentablemente, los científicos advierten que un tercio de los bosques tropicales del mundo han sido talados en los últimos siglos, y otro tercio ha sido degradado por la tala y el desarrollo. Esto, combinado con el cambio climático, podría transformar vastas extensiones de bosque en pastizales.
La importancia de los bosques en el ciclo global del carbono se refiere a que absorben el CO2 de la atmósfera a medida que crecen. Los bosques tropicales, en particular, almacenan alrededor de una cuarta parte de todo el carbono terrestre del planeta, lo que los convierte en “piezas centrales de la política climática” en sus países de origen.
Los árboles en los trópicos brindan sombra, pero también actúan como humificadores gigantes al extraer agua del suelo y emitirla desde sus hojas lo que ayuda a enfriar el área circundante de una manera similar a la sudoración.
Esta transpiración, a su vez, crea las condiciones adecuadas para las nubes, que al igual que la nieve y el hielo en el Ártico, pueden reflejar la luz solar más arriba en la atmósfera y enfriar aún más el entorno. Los árboles también liberan compuestos orgánicos, por ejemplo, terpenos con aroma a pino, que reaccionan con otras sustancias químicas en la atmósfera y, en ocasiones, crean un efecto de enfriamiento neto.