Estos fenómenos, aunados a la vulnerabilidad de cada país, pueden contribuir a aumentar una variable que influye incluso en el desarrollo económico de la nación.
La escala Saffir-Simpson fue creada para definir y clasificar del 1 al 5 la intensidad los ciclones tropicales de acuerdo con la velocidad de sus vientos y así ofrecer una idea de la magnitud de los daños desde mínimos hasta catastróficos.
El ingeniero estadounidense Herbert Saffir y el director del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, Robert Simpson, desarrollaron una escala que mide la intensidad de las tormentas tropicales y los daños potenciales que puede causar un huracán.
Ambos científicos trabajaron en 1969 cuando la Organización de las Naciones Unidas les pidió hacer un análisis de los daños ocasionados por los huracanes en las viviendas, con lo que desarrollaron la escala que lleva sus apellidos.
El mundo de los huracanes
La atmósfera es mucho más compleja de lo que solemos pensar, está diseñada como un sistema de autorregulación que ayuda al planeta a mantenerse en equilibrio. Dentro de ella existen miles de interacciones que se disparan cuando ocurre algún cambio abrupto en la estabilidad del planeta. Los huracanes son tan sólo una de estas interacciones que se generan de forma natural, aunque depende mucho de otros factores que determinan las categorías que llegan a alcanzar y el impacto que dejan en tierra firme.
¿Qué son los huracanes?
Los huracanes forman parte de los fenómenos meteorológicos conocidos como ciclones tropicales, que son sistemas tormentosos que producen fuertes vientos y precipitaciones abundantes. Cabe resaltar que los huracanes afectan únicamente al océano Atlántico norte y al noreste del Pacífico, no porque sólo se gesten ahí, sino porque el término huracán es exclusivo de esta zona geográfica. En el noreste del océano Pacífico se les denomina tifones. Mientras que en Índico y el Pacífico Sur reciben el nombre de ciclones. No obstante, el término científico para todos ellos es ciclón tropical.
Los ciclones en general y por lo tanto, también los huracanes, son una especie de reguladores planetarios que se producen para liberar la energía acumulada en las corrientes de aire hacia la atmósfera. Se caracterizan principalmente por formarse alrededor de un núcleo cálido.
Según la NASA los ciclones tropicales son como motores gigantes que usan aire cálido y húmedo como combustible. Es por esta razón que se forman sólo sobre los océanos de agua templada cerca del Ecuador y dependen de diversos factores para alcanzar magnitudes más grandes o quedarse únicamente como una tormenta.
Categorías de los huracanes
Existe una clasificación meteorológica bien establecida que se encarga de estipular las condiciones bajo las que un ciclón tropical se puede catalogar como de menor o mayor peligrosidad, es decir, según sus condiciones determina la magnitud de cada uno de ellos.
Conocida como Escala de Ciclones Tropicales, se refiere a todos los fenómenos meteorológicos asociados con los fenómenos de esta índole. Aunque existe también otra clasificación que únicamente comprende a los huracanes.
Según la Escala de Ciclones Tropicales, estos se dividen acorde a las condiciones alcanzadas en la velocidad del viento y por lo tanto, se pueden estimar los daños que ocasionarán en tierra firme en caso de llegar hasta ella. Estos fenómenos se clasifican en:
- Onda Tropical (OT): Generalmente se desplaza hacia oeste con tendencia a formar circulaciones de baja presión y por lo tanto, representa daños mínimos.
- Perturbación Tropical (PT): Se origina en los trópicos y subtrópicos, y tiene un carácter migratorio no frontal que conserva su identidad por al menos 24 horas. Representa daños moderados.
- Depresión Tropical (DT): Es un ciclón tropical cuya presencia en tierra firme ya se hace presente, alcanzando vientos con velocidades máximas de 62 kilómetros por hora. Puede ser localmente destructivo.
- Tormenta Tropical (TT): Al igual que la DT, esta alcanza vientos en superficie que van de los 63 a los 117 kilómetros por hora. Puede ser destructivo.
- Huracán: Es la clasificación más alta de la escala que se genera cuando los vientos en superficie superan los 117 kilómetros por hora. Según la escala, se le considera altamente destructivo.
Los huracanes por su parte, están clasificados en magnitud según la Escala Saffir Simpson que se divide en:
- Huracán categoría I: Vientos que van de los 118 a los 153 kilómetros por hora capaces de generar daños en árboles, arbustos, casas móviles sin mucho seguridad y algunos letreros. Se le considera altamente destructivo.
- Huracán categoría II: Vientos que alcanzan los 177 kilómetros por hora y que pueden ocasionar daños considerables en árboles, casa móviles, techos, puertas y ventanas sin previa seguridad. Está considerado como altamente destructivo.
- Huracán categoría III: Por los fuertes vientos que van de los 178 y hasta los 209 kilómetros por hora, sube de categoría en peligrosidad ya que puede generar consecuencias extremadamente destructivas. Las marejadas alcanzan de 2 a 3 metros sobre lo normal, aumentando el riesgo de inundaciones.
- Huracán categoría IV: Los vientos van de los 210 a los 249 kilómetros por hora, produciendo un colapso de ventanas, puertas, paredes y techos de viviendas pequeñas. Tanto árboles como letreros pueden ser arrastrados por el viento a distancias lejanas. Se producen marejadas de entre 3 y 5 metros sobre los niveles normales, por lo que los pisos más bajos suelen quedar afectados por el influjo de las inundaciones.
- Huracán categoría V: Es el más alto de toda la clasificación, alcanza vientos sobre tierra firme que van por encima de los 240 kilómetros por hora, por lo que se le considera exageradamente destructivo. Genera daños muy severos a viviendas y estructuras, muchas de ellas colapsan ante los fuertes vientos. Se pueden observar daños de gran importancia a medio kilómetro de distancia de la costa.