Usualmente, las tormentas de nieve llegan en silencio y sus suaves copos de nieve se depositan silenciosamente sobre la Tierra. Sin embargo, esta tormenta de nieve suelen estar acompañadas por rayos y relámpagos.
Para cualquier espectador con la suerte de verlo, el suceso fue un espectáculo único, pero resultó especialmente cautivante para los investigadores que buscan descifrar las claves del fascinante despliegue de energía que hace la naturaleza.
Rara vez tienes relámpagos durante una tormenta de nieve. Pero, en este caso, algunas condiciones especiales provocaron que eso sucediera. Al ser levantado el aire húmedo desde el fondo de la tormenta, se originó nieve y hielo rápidamente. Parte de la nieve incluso formó pequeñas bolitas llamadas ‘nieve granulosa.
Algunos pensarán que no se generan rayos en situaciones de nevadas, pero no es así: los rayos sí suelen aparecer en las tormentas de nieve, aunque es un fenómeno poco habitual. Los que vivan en zonas de montaña, o afectadas por nevadas, habrán observado y oído los efectos de los rayos (relámpago por su luz y trueno por su sonido) en estos lugares.
Menos frecuentes y abundantes
Los rayos en las nevadas son menos frecuentes que los asociados a las tormentas de evolución diurna o a los sistemas convectivos organizados que pueden generar hasta miles de rayos, frente a los primeros que son más aislados.
Ambos tipos de rayos comparten la misma física de formación: la nube madre, donde se va a desarrollar la descarga, produce la generación y separación de cargas, lleva embebida fuertes corrientes ascendentes y descendentes con una fuerte mezcla vertical de diferentes partículas sólidas, agua subfundida en forma de copos de nieve, cristalitos de hielo, e incluso granizo (en menor medida en las nubes invernales de nevadas) que permiten las condiciones favorables para que ocurran rayos y descargas.
Generación de cargas
Los vientos intensos y turbulentos dentro de la tormenta, corrientes ascendentes y descendentes, hacen que las partículas se froten y choquen entre sí, y las partículas se carguen positiva o negativamente.
Separación de cargas
Las corrientes verticales separan las cargas de forma selectiva: las partículas de menor tamaño, y cargadas positivamente, tienden a ascender, y las grandes y negativas a descender.
De esta forma, las cargas se agrupan dentro de la nube de forma diferente: la base de la nube se suele cargar negativamente y las partes superiores de ella lo hacen con partículas cargadas positivamente, en términos generales. En estas condiciones, se crean campos eléctricos dentro de la nube y, debido a que el aire es un buen aislante, los campos eléctricos se vuelven increíblemente fuertes. Cuando la diferencia de potencial del campo eléctrico es muy fuerte, se produce un rayo o una descarga para neutralizar el campo eléctrico y liberando una gran cantidad de energía.
La separación de cargas es más eficiente e intensa en las tormentas de los meses cálidos y de los sistemas convectivos organizados, además de ocupar más extensión y durar más, cosa que no suele ocurrir en las nevadas con tanta efectividad.
Las pocas descargas que se producen en las tormentas de nieve suelen ser de nube a nube y algunas tocan el suelo.
La luminosidad de los rayos en las nevadas se ve atenuada durante el día y la nocturna suele dar la apariencia de ser más brillantes ya que la luz se refleja en la miriada de los copos de nieve en la tormenta.
Por otra parte, los truenos, efecto sonoro del rayo, quedan amortiguados por la propia nieve que que absorbe el sonido y tan solo se oye a unos pocos kilómetros de distancia del punto donde se originó la onda sonora. Los relámpagos de las tormentas de los meses cálidos son más sonoros y estruendosos que los de la nieve ya que se propagan con mayor «libertad» apareciendo ocasionalmente los famosos ecos o retumbes que os hacen más impresionantes.
Así se ven los relámpagos en una tormenta de nieve
Con información de: https://www.tiempo.com/