“Los resultados del estudio proporcionan una fuerte evidencia de que las partículas ricas en níquel se aerosolizaron y dispersaron ampliamente, tanto a través de la atmósfera como en el océano”, explica la experta en un comunicado.
El desastre global que acabó con la era de los dinosaurios es el más famoso cuando se trata de pensar en extinciones masivas, el peor evento de extinción en nuestro planeta, el del Pérmico-Triásico, tuvo un origen completamente distinto a la teoría del asteroide que impactó Yucatán hace 66 millones de años.
Una investigación reciente reveló que la extinción masiva del Pérmico tuvo su origen en una erupción volcánica que arrojó cantidades industriales de níquel al aire y al mar. Esto es lo que se sabe.
El detonante del caos
La actual Siberia no siempre estuvo recubierta de nieve. Por el contrario, antiguamente fue una zona de altísima actividad volcánica. Se estima que hace 251 millones de años, la erupción de uno de estos picos activos tuvo consecuencias letales para la vida en el planeta, al punto de exterminarla casi por completo.
Sin embargo, la explosión no fue en sí misma la causante de este nivel de mortandad. Por el contrario, se considera un detonante del caos. Laura Wasylenki, experta de la Escuela de Tierra y Sustentabilidad de la Universidad del Norte de Arizona y del Departamento de Química y Bioquímica, asegura que su hipótesis es la más sólida hasta el momento, con respecto a la extinción masiva de especies hacia el final del periodo Pérmico.
Una vez que el volcán expulsó el material encendido al aire, concentraciones impresionantes de níquel alcanzaron la mayoría de cuerpos de agua. Al entrar en contacto con los seres vivos, los envenenó sin remedio: el 90 % de las formas de vida marinas disponibles en la Tierra se desvanecieron por completo. En contraste, el 75 % de las especies terrestres se extinguieron.
Un planeta inhabitable
A diferencia de lo que podría creerse, el níquel de aquella explosión prehistórica todavía se ha encontrado en el sedimento de nuestro planeta. Específicamente, el equipo de Wasylenki lo encontró en el Ártico canadiense. Con base en las muestras recolectadas en la zona, los científicos a su cargo se dieron cuenta de que la contaminación en el agua fue clave para la extinción masiva hace millones de años.
El níquel es un elemento nocivo para varios organismos terrestres y marítimos. Al interactuar con él —ya sea ingiriéndolo, respirándolo o por otras vías—, es probable que los animales hayan muerto poco tiempo después. No sólo eso: la evidencia sugiere que las altas concentraciones de níquel produjeron gas metano en la atmósfera, lo que hizo que provocó que el planeta fuera inhabitable y dio forma a la mayor de las extinciones masivas en la Tierra hasta el momento.
Vía: https://www.ngenespanol.com/