Luces resplandecientes a 50 mil kilómetros de altura que se forman entre juegos de campos electromagnéticos y partículas solares, esa es la temporada de huracanes espaciales reflejados en la atmósfera terrestre.
A veces tardamos mucho tiempo en enterarnos de lo que pasa o de por qué se ha producido un fenómeno. En este caso, los hechos ocurrieron hace unos años, pero no ha sido hasta ahora que hemos sabido que hubo un huracán espacial en el Polo Norte que produjo una aurora boreal de ocho horas.
No hay que preocuparse, al menos no mucho por el momento. Un huracán espacial produce resultados diferentes y algo menos destructivos -que sepamos- que los huracanes que hay en la Tierra. Mientras estos últimos giran alrededor de un centro y producen vientos fuertísimos y lluvias torrenciales; los huracanes espaciales son un poco diferentes, según señala un estudio.
Los huracanes espaciales también giran sobre un centro. El estudiado en 2014 muestra que en estos casos se trata de plasma con múltiples brazos que se mueven en dirección antihoraria a velocidades de hasta 2.100 metros por segundo. Pero su centro, el ojo del huracán, apenas se mueve, de forma similar a como sucede con los huracanes que ya conocemos. Además, el huracán espacial estudiado se elevó a entre 110 y 860 kilómetros de altitud.
La física detrás de los huracanes espaciales todavía es un misterio para los estudiosos del cielo, aun a pesar de la comprensión de la física a la que hemos llegado. Los fenómenos que se entrelazan para dar paso a precipitaciones de electrones, óvalos aurorales y vórtices resplandecientes, todavía esconden sus misterios y desconciertan a los investigadores.
Las luces del norte y el sur nos han acompañado a lo largo de la historia, pero siguen confundiendo a aquellos que intenta desenmarañar sus secretos. En un caso muy específico que es cuando el viento solar es débil, a veces aparece un parche borroso de luces de auroras sobre el polo magnético, como si se tratara de una nave espacial efímera.
Hasta hace unos meses se desconocía la explicación detrás de este tipo de aurora, aunque finalmente los científicos han podido comprender este fenómeno. Mediante el análisis de datos satelitales de una de las observaciones de esta extraña aurora que apareció en los cielos en 2014, descubrieron que el parche que parece elevarse sobre el polo magnético, se comporta como un vórtice; es decir, gira sobre sí mismo. Tiene un centro pacífico pero acompañado de fuertes ‘vientos’ de gas o plasma eléctricamente excitados que lo rodean. Además, adopta la forma de un embudo, uno muy enorme de casi 3 kilómetros de ancho. Es como si se tratara de un huracán espacial, salvo que el agua es reemplazada por plasma y se eleva a 50 mil kilómetros sobre la superficie terrestre.
Vórtices de plasma a gran altura
La anatomía detrás de las auroras boreales implica lluvias de electrones que nos llegan desde el Astro Mayor en forma de viento solar. Estos a su vez caen sobre las líneas magnéticas del campo magnético terrestre y son transportados hasta los polos donde se concentran mayormente. Pero cuando entran en contacto con la atmósfera terrestre, se produce un choque con las moléculas de oxígeno y nitrógeno, así se liberan los destellos que se observan desde tierra.
Pero cuando el viento solar es débil, el óvalo auroral que es donde mayormente se concentran las auroras, se encoge. Cuando la lluvia de electrones cae sobre el óvalo estrecho, el espectáculo se vuelve más brillante. A su vez esto ocasiona la formación de un ojo, al igual que en los huracanes en tierra y la aurora comienza a girar sobre sí misma, constriñendo todavía más el óvalo. El espectáculo no culmina aquí, ya que el plasma toma su propio flujo arremolinado que se acelera cada vez más hasta formar un vórtice.
Es sorprendente cómo funciona nuestro hogar cósmico al que llamamos Sistema Solar. Pese a que el Sol se encuentra a 15 mil millones de kilómetros de la Tierra es la fuente principal de energía que tenemos. Gracias a él y las condiciones del planeta, la vida se originó aquí. Pero además de vez en cuando nos regala bellos espectáculos como los huracanes espaciales.