‘Queríamos saber si había otras fuerzas externas, así como resistencia aerodinámica que podría disparar el vuelo y qué sistema sensorial podrían utilizar para detectar este estímulo’, expresó la científica. Morley destacó que la seda de araña es un eficaz aislante, pero hasta ahora no se conocía que estos artrópodos pudieran detectar y responder a los campos eléctricos de forma similar a las abejas.
La solución al misterio podría estar en el Gradiente de Potencial Atmosférico, un circuito eléctrico global que siempre está presente en la atmósfera, comentó.
El hallazgo tiene aplicaciones que van más allá del mundo de las arañas, la dispersión aérea es un proceso biológico crucial para muchas orugas y arañas rojas también por lo cual una mejor comprensión de los mecanismos detrás de este sistema será de gran importancia para la ecología global, aseguró Morley.
La bióloga resaltó que el descubrimiento puede conducir a una mejor descripción de la dinámica de la población, la distribución de las especies y la resiliencia ecológica.
Hasta ahora, los científicos habían atribuido el comportamiento de estos artrópodos sin alas al ‘vuelo en globo’ en el cual las arañas pueden transportarse a miles de kilómetros liberando rastros de seda que los impulsan hacia arriba en el viento.
Vía: Crónica Digital /PL