La contaminación lumínica ha aumentado cerca de un 49% en el último cuarto de siglo, según datos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), una cifra que los investigadores califican de “alarmante”.
A medida que personas de todo el mundo cambian a las luces LED en un esfuerzo por ahorrar energía y dinero, están empeorando otro problema. La contaminación lumínica, especialmente la luz azul emitida por las bombillas LED, no solo dificulta la observación de estrellas. También puede tener graves consecuencias para la vida silvestre, cuyos ritmos biológicos e instintos nocturnos se ven perturbados cuando están cerca de una gran cantidad de luz artificial. En los humanos, puede afectar a los ritmos circadianos y dificultar la visión al conducir durante la noche. Y en ciertos casos, hasta puede hacer que la primavera llegue antes de tiempo.
La contaminación lumínica ha sido un problema creciente durante décadas y la reciente introducción de las bombillas LED (light emitting diode o diodo emisor de luz) ha aumentado considerablemente la cantidad de luz en las ciudades.
Iluminación Led con un trasfondo opaco
La contaminación lumínica, producida por la iluminación durante la noche, resulta un problema medioambiental cuyo impacto en la salud humana y en la de los ecosistemas ya ha sido comprobado.
Los científicos observaron la contaminación lumínica mediante un radiómetro diseñado especialmente para las luces nocturnas en un satélite de la NOAA que orbitó alrededor de la Tierra durante cuatro años. Descubrieron que el aumento más rápido en la cantidad de luz artificial se ha producido en los países en vías de desarrollo y el incremento de la contaminación lumínica se corresponde con el crecimiento global del producto interior bruto.
Un estudio llevado adelante por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) a través de la Oficina de Calidad del Cielo, contempla datos satelitales que resultan parciales, ya que éstos tienen limitaciones para detectar la luz azul, que es la más contaminante. Por lo tanto, haciendo una proyección, los especialistas calculan que el aumento podría rondar los 270%.
El primer problema detectado como consecuencia de la contaminación lumínica fue la pérdida de calidad del cielo que generó preocupación en la comunidad de astrónomos, según Alejandro Sánchez de Miguel, investigador de la Universidad de Exeter y doctor vinculado al IAA-CSIC.
Con el tiempo, se van conociendo cada vez mejor las consecuencias de la contaminación lumínica, más allá del derroche energético. Existen estudios que por ejemplo ya asocian niveles elevados de exposición a luz azul durante la noche y un mayor riesgo de padecer cáncer de mama y de próstata.
En cuanto a los problemas a nivel ambiental, también se relaciona la contaminación lumínica con problemas en los ecosistemas, como la desaparición masiva de poblaciones de insectos.
El estudio ha examinado las emisiones de luz de 1992 a 2017 y destaca el «impacto oculto» de la transición de la tecnología de diodos emisores de luz (LED) de estado sólido.
La eficiencia energética y el aumento del consumo
Las investigaciones también dejaron datos sobre la relación entre las tecnologías más eficientes en cuanto a iluminación. A menor costo de energía, se abusa más del consumo de electricidad, se amplían los tendidos de red, se programa el alumbrado desde más temprano, etc.
El constante aumento de la iluminación nocturna ha ocasionado que la mitad de Europa y un cuarto de Norteamérica sufran una «pérdida de la noche» generalizada, con la consiguiente modificación de los ciclos día y noche.
Con información de: http://Ecoportal.net https://www.nationalgeographic.es/