Estos ladrillos están fabricados de forma totalmente sostenible y son una excelente forma de reciclar los residuos de ropa, lo que genera problemas ecológicos.
El proyecto de una joven francesa es un ladrillo hecho a partir de fragmentos de ropa vieja, la mujer integra estrechamente el mundo de la moda con el mundo de la arquitectura.
La moda rápida parece ser la opción perfecta para lucirla, pero lo cierto es que hay algunos aspectos positivos detrás de ella que no podemos decir. Más a menudo, la calidad de las telas utilizadas para hacer ropa se ha reducido considerablemente para satisfacer una demanda más rápida. Los materiales sintéticos han penetrado cada vez más en la industria de la moda, lo que tiene dos consecuencias principales.
En primera instancia, los materiales efímeros producen un desgaste mucho más rápido en las prendas, que terminan en la basura. En consecuencia, la huella ecológica por la gran cantidad de ropa desechada en etapa temprana es sumamente preocupante y crece cada vez más. Ya que muy poco de los materiales textiles se recuperan para su reutilización o reciclaje.
Clarisse Merlet, una estudiante de arquitectura francesa, en 2017 se percató de esta creciente problemática. Y siendo estudiante de arquitectura, también notó la disminución de recursos naturales y del tremendo desperdicio inherente a la industria de la construcción. Por ello se preguntó si existiría alguna forma de aminorar la demanda de recursos naturales, al hacer uso de aquellos que ya habían sido extraídos de la naturaleza. Y se encontró con una respuesta afirmativa.
Se le ocurrió la idea de hacer un híbrido de los desperdicios textiles, con la demanda de recursos en la construcción. Como resultado obtuvo FabBRICK, una empresa que fabrica ladrillos decorativos y aislantes con desechos de ropa. La composición de estos pintorescos ladrillos es básicamente ropa triturada, mezclada con un pegamento ecológico desarrollado enteramente por Merlet. Para finalizar y darle el toque de material de construcción, la mezcla se deposita en moldes de ladrillos y se prensa con comprensión mecánica.
Ladrillos sostenibles hechos de ropa vieja
De esta forma, la opción resulta sostenible en su totalidad, ya que utiliza materiales ecológicos, a la par de que no requiere energía extra para fabricarlos, salvo la que le empeña una persona en prensar los moldes. Una vez formados, los ladrillos se retiran del molde y se dejan secar durante dos semanas. Cada pieza equivale a 400 g de desechos textiles, más o menos unas 3 camisetas.
Finalmente están listos para utilizarse como material de construcción decorativo y aislante. Así se pueden construir muebles llenos de pintorescos ladrillos de material reciclado, una forma sumamente interesante de construir decoración de interiores. Aunque los ladrillos no pueden usarse para trabajos estructurales, Clarisse aclara que es su próximo objetivo. Ella trabaja buscando una fórmula para que sus ladrillos de desperdicio de ropa puedan usarse más ampliamente en la construcción.
Desde su creación en 2018, FabBRICK ha reciclado un total de 12 toneladas de textiles reciclados, traducido en ladrillos estamos hablando de 40 mil de ellos. Y pese a que la compañía es relativamente pequeña, Merlet ya está pensando en su próximo proyecto; un prototipo de ladrillo hecho de cubrebocas triturados. Una excelente opción para aminorar el impacto que ha traído la pandemia en cuanto a desechos de materiales se trata.
Para ello, habrá que esperar todavía, sin embargo, los ladrillos de desechos de ropa están llamando la atención a nivel mundial, porque resultan una gran solución amigable con el medio ambiente. Además de que son un proyecto virtuoso que une la industria textil con la arquitectura.