Seguramente más de una vez te habrás preguntado por que en algunas áreas de Sudamérica no cae nieve, en otras si.
Julio marca el comienzo de la época más fría en Argentina y algunas regiones de Sudamérica, es el tiempo del vértigo de las tablas sobre las laderas nevadas. Orillados a la Cordillera de los Andes que marca la frontera occidental del país.
Argentina cuenta con casi 20 centros de nieve en los que el esquí y el snowboard son los reyes absolutos durante los meses del invierno austral. Diseminados a lo largo de seis provincias de las regiones de Cuyo y Patagonia, estos complejos están considerados entre los mejores del continente americano y, por ello, atraen a cientos de miles de personas de todo el mundo.
Apenas termina el otoño, una brisa blanca comienza a recorrer y cubrir el paisaje de muchos países en el mundo. El invierno ha llegado y con él la intensa nieve y el frío, sin embargo, no todos en el planeta experimentan un inmenso frío y tampoco nieve, especialmente algunos lados de Sudamérica. Seguramente, en algún momento te preguntaste por qué no nieva en Sudamérica y una de las tantas razones es la latitud.
¿Por qué no nieva poco en Sudamérica?
La latitud con respecto al Ecuador define, casi por completo, si en un lugar habrá o no nieve. Por ejemplo, aquellas regiones cerca del Ecuador-por simple posición-reciben directamente los rayos del Sol. En este ambiente, las temperaturas suelen ser más altas y esto impide drásticamente que caiga nieve.
Aunque, hay que tomar en cuenta que hay lugares en Sudamérica donde las temperaturas y la altura propician la caída de nieve. Por ejemplo, los picos de los Andes, Urubici en Brasil o Pucón en Chile. La nieve llega a todos estos lugares gracias a que están rodeados por montañas o son lugares con gran altitud.
Lo que se necesita para crear nieve
Por otro lado, están las partes del mundo en donde los paisajes se cubren de blanco. Comúnmente, aquellos lugares que tienen nieve es porque se encuentran más alejados del Ecuador y, por ende, reciben menos luz solar. En esencia, estos sitios son más fríos y sus condiciones permiten la caída de nieve.
Si la aparición de nieve dependiera por sí sola de la temperatura, es posible que en otros lugares del mundo nevara. Pero, la realidad es que la nieve se produce gracias al trabajo en conjunto de muchos factores.
No sólo tiene que ver la posición en el Ecuador, también influye la presencia de corrientes marinas cercanas. Un ejemplo claro de este funcionamiento de corrientes es con México y Canadá. Una ciudad al norte de México mantiene temperaturas tan bajas como una ciudad en Canadá, pero la diferencia radica en que la ciudad mexicana recibe el cálido golpe de la corriente del Golfo, mientras que la canadiense se encuentra con la corriente fría del Labrador.
Asimismo, en la ciudad mexicana (debido a su posición más cercana al Ecuador) recibe la luz solar de forma más directa que la ciudad en Canadá. Estos factores son lo que determinan que la nieve caiga o no en un lugar. No sólo se trata de generar el mayor frío posible, también se trata de alejarse lo más que se pueda de una fuente constante de calor.