Con cierta anticipación, se pueden detectar señales de una posible crecida observando el color y el tono del agua. Si el agua adquiere un color marrón y trae consigo espuma, ramas, hojas o basura, es un indicio claro de que la crecida está por llegar.
Es importante mantenerse informado sobre los avisos de tormenta y seguir las instrucciones de las autoridades durante un temporal.
Se debe evitar cruzar vados o puentes que estén cubiertos por el agua corriente. Tampoco se debe intentar nadar a través de la crecida, ya que la fuerza de la corriente es extremadamente poderosa y puede arrastrar a cualquier persona.
Una vez pasada la crecida, es igualmente peligroso intentar cruzar el río; se debe esperar a que el flujo de agua se normalice antes de hacerlo.
Las tareas de rescate deben ser llevadas a cabo solo por personal especializado. No se debe intervenir sin conocimientos adecuados, ya que esto podría complicar la situación para los equipos capacitados.
Es recomendable evitar montar carpas cerca de ríos o arroyos, así como en zonas bajas, pues una crecida repentina puede sorprender a los ocupantes mientras descansan.
Para elegir un lugar seguro para acampar fuera de un camping, se debe observar cuidadosamente las marcas dejadas por el nivel del agua en árboles, piedras o alambrados, lo que indica hasta dónde ha llegado la corriente.