Cada año los continentes se desplazan milimétricamente: 15 centímetros, según las estimaciones geológicas. El mundo tal y como lo conocemos cambiará radicalmente y así podría verse.
Dentro de 250 millones de años, se podrá caminar desde lo que hoy es Alaska hasta Australia, pasando por África y la Antártida, sin tener que mojarse los pies. Todos los continentes que hoy conocemos se habrán fusionado en una única gigantesca masa de tierra, Pangea Proxima, rodeada de un océano que ocupará el resto del globo.
La escala humana es tan insignificante comparada con los grandes procesos de la Tierra, que ni siquiera podemos percibir que todo en él se mantiene en movimiento constante.
En este preciso momento, nuestro planeta recorre su órbita alrededor del Sol a unos 30 kilómetros por hora y al mismo tiempo, gira sobre su propio eje más rápido que el sonido, a una velocidad de mil 670 kilómetros por hora.
Pero ese lento movimiento indica que, en muchos millones de años, la configuración de la Tierra cambiará radicalmente. Será tan diferente como lo es hoy respecto a hace 200 millones de años, cuando todo el territorio del planeta formaba un solo supercontinente llamado Pangea.
La implacable fuerza motriz de las placas tectónicas, reguladas por la densidad de las rocas y la oscilación de la temperatura, es lo que ocasiona estas reconfiguraciones en la fina corteza terrestre, que no supera los 79 kilómetros. Es una especie de principio resiliente que permite la lenta regeneración del territorio, pero que a largo plazo puede transformarlo por completo hasta hacerlo una nueva Pangea.
Precisamente así sucederá dentro de poco más de 250 millones de años, como demuestra un mapa de Pangea Próxima (como se le ha llamado a este futuro supercontinente) que fue publicado este mes en la revista National Geographic.
Pangea Próxima
El mapa muestra lo que fue la frontera norte de África adherida a América y la frontera sur con la Antártida, mientras que Australia se ve fundida con el este de Asia. Así también, cartografía la aparición de grandes montañas y cordilleras producto de la hipotética colisión, que han hecho surgir un nuevo coloso más alto que el Himalaya, en donde los estados de Florida y Georgia han hecho simbiosis con el sur de África y Namibia.
Si la raza humana poblara aún la Tierra cuando esto suceda (lo que no parece muy probable), la Ciudad de México y Ciudad del Cabo se harían vecinas, y de Sidney a Tokio se podría llegar en automóvil. Más aún: cientos de nacionalismos se tendrían que diluir, y ya no sería tan fácil decir de qué país somos. Todos seríamos residentes de Pangea Próxima, y no necesitaríamos pasaporte alguno.
Algo así como la utopía de quienes pensamos que el mundo debería ser uno y sin fronteras (lo cual no necesitaría de una reconfiguración planetaria para suceder, ¿cierto?).