Se sabía ya que las estrellas son capaces de «tragarse» a planetas que orbitan a su alrededor, pero ésta es la primera vez que este tipo de eventos es captado con claridad.
Las estrellas son enormes aglomeraciones de gas, principalmente hidrógeno, cuya temperatura es tan alta debido a la fusión de este elemento, y que irradian luz a lo largo de todo el espectro electromagnético. Poseen diferentes temperaturas que varían desde los 2,000 hasta más de 30,000 grados Celsius.
Las estrellas se clasifican actualmente en clases espectrales identificadas utilizando las letras O, B, A, F, G, K, y M, una secuencia que abarca desde las más calientes (tipo O) a las más frías (tipo M).
Las estrellas frías (es decir, las de tipos espectrales K y M) irradian la mayor parte de su energía en las zonas roja e infrarroja del espectro electromagnético y por eso se les ve de color rojo, mientras que las estrellas calientes (es decir, las de tipos espectrales O y B) emiten la mayor parte de su radiación en longitudes de onda que van desde el azul al ultravioleta, haciendo que parezcan azules o blancas.
Las estrellas azules están entre las más calientes y las más raras del universo, su vida es relativamente corta en comparación al tipo de estrellas más abundante en el universo, las enanas rojas, las cuales, siendo pequeñas, pueden vivir durante cientos de miles de millones de años.
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Captan el momento justo cuando una estrella se traga a un planeta
La evidencia irrefutable de este evento quedó registrada en un estallido largo y de baja energía de la estrella, un signo revelador de un planeta rozando la superficie de un Sol distante. Este proceso nunca visto antes puede indicar cómo será el destino final de la Tierra cuando nuestro propio Sol alcance el final de su vida en unos 5 mil millones de años más.
Luego de estudiar innumerables estrellas en distintas etapas de su evolución los astrónomos lograron reconstruir el ciclo de vida de las estrellas y cómo interactúan con sus sistemas planetarios a medida que envejecen. En el caso de esta reciente investigación fue posible confirmar que cuando una estrella similar al Sol se acerca al final de su vida, se expande entre 100 a 1.000 veces su tamaño original y finalmente absorbe los planetas internos del sistema. Se estima que este tipo de eventos ocurren sólo unas pocas veces al año en toda la Vía Láctea, y aunque observaciones anteriores han confirmado las consecuencias de éstos, los astrónomos nunca antes captaron uno en vivo y en directo, hasta ahora.
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Con el poder de la Cámara de Óptica Adaptativa de Gemini Sur (GSAOI) que se encuentra instalada en el telescopio de Gemini Sur, la mitad austral del Observatorio Internacional Gemini, que opera NOIRLab de NSF y AURA, los astrónomos lograron observar la primera evidencia directa de una estrella moribunda expandiéndose para engullir a uno de sus planetas. Los científicos se percataron de este proceso al registrar un revelador estallido “largo y de baja energía” de una estrella ubicada en la Vía Láctea, a unos 13 mil años luz de la Tierra. Este evento, probablemente, será el mismo destino que le espera a Mercurio, Venus y la Tierra cuando nuestro Sol inicie su agonía en unos 5 mil millones de años más.
“Estas observaciones entregan una nueva perspectiva para encontrar y estudiar las miles de millones de estrellas en nuestra Vía Láctea que ya han devorado a sus planetas”, explicó el astrónomo de NOIRLab, Ryan Lau, quien es uno de los autores del artículo científico publicado por la revista Nature.
Durante la mayor parte de su vida, las estrellas similares al Sol fusionan hidrógeno en su núcleo denso y caliente, lo que le permite a la estrella contrarrestar el peso aplastante de sus capas exteriores. Cuando el hidrógeno se agota en el núcleo, la estrella comienza a fusionar helio en carbono, y la fusión de hidrógeno migra a las capas exteriores de la estrella, lo que hace que estrellas similares al Sol se expandan y se conviertan en una gigante roja.
Sin embargo, esta transformación es una pésima noticia para cualquier planeta que se encuentre en el sistema interno, porque cuando la estrella finalmente se expande para engullir a uno de sus planetas, su interacción podría desencadenar un espectacular estallido de energía y material. Este proceso también frenaría la velocidad orbital del planeta haciéndolo sumergirse en la estrella.
Con información de: https://astro.org.sv/ https://www.tiempo.com/