Una de las creaciones humanas más curiosas que se pueden distinguir desde el espacio tiene la forma de un círculo perfecto de 12.5 kilómetros de circunferencia y se encuentra en el sur de Italia, en la ciudad de Nardc.
Esta peculiar construcción circular se conoce como «el anillo de Nardò» y es muy apreciada por los amantes del automovilismo, ya que se diseñó especialmente para batir récords de velocidad en circuito.
La Península Itálica tiene una característica forma de bota, y el anillo de Nardò está justo sobre su «taco». Se encuentra en un área principalmente agrícola, tal como se refleja en la imagen satelital, con parcelas rectangulares en distintos tonos de verde y marrón, correspondientes a variados tipos de cultivos. Además del círculo correspondiente al anillo de Nardò, en la fotografía -tomada por el satelíte Terra de la NASA en agosto de 2007- llama la atención el refulgente color blanco de la línea de la costa. Esto se debe a que la mayoría de las edificaciones de la región están pintadas de blanco para mantenerse frescas bajo el sol mediterráneo, y su reflejo se destaca claramente en la imagen satelital, al borde de unas aguas de un bellísimo color turquesa.
La imagen inferior también fue tomada desde el espacio. En esta oportunidad, el anillo de Nardí² fue captado por las cámaras de los astronautas de la Estación Espacial Internacional durante la misión número 14, en noviembre de 2006. Como el ángulo de visión de la estación espacial es de 35 grados, el anillo se observa algo distorsionado. También se aprecian, dentro del anillo, algunas pistas adicionales que se utilizan en diversas competencias y pruebas de automóviles.
El anillo de Nardò está peraltado para contrarrestar la fuerza centrífuga y mantener siempre a los autos en el centro de la pista, y su particular forma permite que los automóviles puedan correr a gran velocidad como si anduvieran sobre una larguísima recta, gracias al considerable diámetro de su circuito.
Al menos, esto es así hasta los 320 kilómetros por hora; en algunos casos, los autos tuvieron que ajustarse especialmente, como por ejemplo para el bólido sueco Koenigsegg CC, cuya dirección debió fijarse a un ángulo de 30 grados para mantener un rumbo constante y alcanzar unos impresionantes 395 kilómetros por hora.