La naturaleza es capaz de lo mejor y de lo peor en un instante. Puede ofrecerte el más bello paisaje para destruirlo al segundo siguiente de la forma más devastadora.
Esto es lo que ocurre con los volcanes submarinos, unas formaciones con una fuerza abismal que en cualquier momento pueden generarte un problema.
Una de las contradicciones más hermosas de nuestro planeta: agua y fuego juntos. Los volcanes submarinos se dan cuando existe una fisura en el suelo oceánico por la que se pueden dar erupciones de magma. Al igual que los volcanes terrestres, un volcán submarino puede expulsar tanto magma como vapores y gases.
Los científicos estiman que hay miles de volcanes submarinos activos por todo el mundo, que expulsan aproximadamente el 75% del magma anual. Además, las erupciones volcánicas submarinas contribuyen a crear nueva corteza terrestre.
La mayoría de los volcanes submarinos se dan en zonas donde divergen las placas oceánicas, como es el caso de la dorsal atlántica.
Durante mucho tiempo se pensó que las erupciones de los volcanes de aguas profundas eran relativamente poco interesantes en comparación con las de los terrestres. Mientras que los volcanes terrestres suelen producir erupciones espectaculares que dispersan cenizas volcánicas en el entorno, se pensaba que las erupciones marinas profundas solo producían flujos de lava de movimiento lento.
Ahora, los datos recogidos por vehículos teledirigidos en las profundidades del océano Pacífico nororiental y analizados por Sam Pegler y David Ferguson de la Universidad de Leeds en el Reino Unido, han revelado una relación entre la forma en que se dispersa la ceniza durante las erupciones submarinas y la creación de grandes y poderosas columnas de agua calentada que se elevan desde el fondo del mar y que se conocen como megapenachos.
Estos megapenachos contienen agua caliente rica en sustancias químicas y actúan del mismo modo que los penachos atmosféricos que se observan en los volcanes terrestres, extendiéndose primero hacia arriba y luego a lo ancho, arrastrando consigo las cenizas volcánicas y alcanzando con la expansión un tamaño notable. Los resultados de esta nueva investigación muestran que se forman rápidamente durante la erupción de lava.
Pegler y Ferguson desarrollaron un modelo matemático que muestra cómo la ceniza de estas erupciones submarinas se extiende a varios kilómetros del volcán. Utilizaron el patrón de las cenizas depositadas en el entorno por una erupción submarina histórica para reconstruir su dinámica. Esto demostró que la tasa de energía liberada y requerida para transportar la ceniza a las distancias observadas es extremadamente alta: equivale a la energía utilizada por todo Estados Unidos.
Erupción del volcán submarino West Mato Volcano en 2009. (Imagen: National Oceanic and Atmospheric Administration)
La mayor parte de la actividad volcánica de la Tierra se produce bajo el agua, sobre todo a profundidades de varios kilómetros en el mar. Sin embargo, tal como razona Ferguson, a diferencia de las erupciones de los volcanes terrestres, las del fondo marino pasan bastante desapercibidas e incluso a veces resulta un desafío detectarlas. Por consiguiente, aún hay muchas cosas que se desconocen sobre el vulcanismo submarino y sus efectos en el medioambiente marino.
La nueva investigación muestra que las erupciones submarinas provocan la formación de megapenachos, pero la liberación de energía es tan rápida que no puede ser suministrada únicamente por la lava fundida en erupción. Todo apunta a que las erupciones volcánicas submarinas provocan el rápido vaciado de los depósitos de fluidos calientes dentro de la corteza terrestre. A medida que el magma se abre paso desde el subsuelo hasta el suelo del fondo marino, arrastra consigo este fluido caliente.
Pegler y Ferguson han publicado su estudio en la revista académica Nature Communications, con el título “Rapid heat discharge during deep-sea eruptions generates megaplumes and disperses tephra”.
(Fuente: NCYT de Amazings)
Con información de: https://volcanofoundation.org/