La Vía Láctea, el brillante río de estrellas que ha dominado el cielo nocturno y la imaginación humana desde tiempos inmemoriales, no es más que un recuerdo borroso para un tercio de la humanidad.
La contaminación lumínica es una de las formas más generalizadas de alteración ambiental. En la mayoría de los países desarrollados, la presencia ubicua de las luces artificiales crea una niebla luminosa que inunda las estrellas y constelaciones del cielo nocturno.
Lo muestra un nuevo atlas mundial de la contaminación lumínica realizado por científicos italianos y estadounidenses.
«Tenemos generaciones enteras de personas en los Estados Unidos que nunca han visto la Vía Láctea», dice Chris Elvidge, científico del Centro Nacional de Información Ambiental de NOAA. El 80% de los americanos y el 60% de los europeos no tienen la oportunidad de observar las estrellas porque sus cielos están demasiado iluminados, lo que se considera una de las claves del Antropoceno, la nueva era marcada por la huella humana en el entorno. «Es una gran parte de nuestra conexión con el cosmos. Y se ha perdido», señala.
Utilizando datos de satélite de alta resolución (del satélite Suomi de las agencias NASA y NOAA), con sensores para medir la iluminación nocturnay mediciones precisas del brillo del cielo, el estudio produce la evaluación más precisa hasta el momento del impacto global de la contaminación lumínica. «Espero que este atlas finalmente abra los ojos de las personas a la contaminación lumínica», afirma Fabio Falchi, del Instituto de Ciencia y Tecnología de la Contaminación Lumínica en Italia.
Vía: abc.es/ciencia