El diámetro de los anillos permite a los investigadores determinar las distancias de las nubes de polvo que se utilizaron para crear los anillos luminosos. Cuanto más grande es el anillo, más cerca está la nube de la Tierra.
¿Qué es un agujero negro y por qué generan tanta fascinación? Los científicos aseguran que es un lugar del espacio de donde nada puede escapar, ni siquiera la luz. La fuerza de su gravedad es tan fuerte que ni siquiera la luz puede escapar de su atracción. Y si la luz, que es lo que más rápido viaja en nuestro Universo no puede salir, entonces nada podrá hacerlo.
Las únicas estrellas capaces de convertirse en agujeros negros son aquellas muy masivas. Cuando agotan su combustible al final de su vida, colapsan sobre sí mismas de forma catastrófica e imparable y en su desplome forman un pozo en el espacio, es decir, un agujero negro.
Los agujeros negros se distinguen por su tamaño. Los estelares son los que tienen masas comparables a la del Sol y radios de decenas o cientos de kilómetros. Aquellos cuyas masas son millones o hasta miles de millones de veces la masa del Sol, son los agujeros negros supermasivos de los núcleos de las galaxias.
Los investigadores creen que en la mayoría de las galaxias existe un agujero negro supermasivo en su centro y centenares de miles de agujeros negros estelares. El agujero negro conocido más cercano a la Tierra se halla a unos 3.000 años-luz de nosotros.
Los agujeros negros han dado mucho material de estudio a los cosmonautas en las últimas décadas. Desde que Stephen Hawking nos abrió la comprensión cuántica hacia estos objetos misteriosos del cosmos, han estado en la mira de los investigadores para intentar descifrar el funcionamiento del Universo. Gracias a ellos, nuestra comprensión sobre las fuerzas fundamentales se ha ampliado y siguen sorprendiendo con sus intrincados comportamientos. Recientemente se descubrió un conjunto de ‘anillos fantasma’ que rodean a un agujero negro en el espacio profundo.
Utilizando el Observatorio de Rayos X Chandra de la NASA y el Observatorio Swift de Neil Gehrels, se pudieron capturar un espectacular conjunto de anillos en un agujero negro localizado en un sistema binario llamado V404 Cygni. Las distancias en el cosmos son tan grandes que dentro de nuestra estructura mental es difícil poner los objetos en perspectiva. Pero para darnos una idea de lo distante de este objeto, hay que decir que aun si viajamos a la velocidad de la luz, nos tomaría 7 mil 800 años en llegar hasta él desde la Tierra.
Allá en lo distante del Universo profundo, el agujero está ocasionando un fenómeno extraño que ha permitido a los observadores captar su presencia. Según la NASA, el agujero negro ha estado alejando activamente material de una estrella compañera que tiene aproximadamente la mitad de la masa de nuestro Sol. El material ha formado un disco invisible al ojo humano que rodea el objeto cósmico. Y aunque técnicamente estos anillos no podrían ser captados por el ojo humano, sí que es posible detectarlos ya que brillan en rayos X.
Ecos de luz para descifrar el mapa cósmico
Años atrás, el Observatorio Swift detectó una ráfaga de rayos X provenientes de V404 Cygni, dicha explosión creó los anillos de alta energía a partir de un fenómeno que los expertos denominan como ‘ecos de luz’. Los ecos de luz se produjeron cuando una ráfaga de rayos X del sistema de agujeros negros, rebotó en las nubes de polvo cósmico que se encuentran entre Cygni y la Tierra. Hay que aclarar que el polvo cósmico no es como el polvo terrestre, sino más bien es como humo cargado de partículas sólidas diminutas.
Los investigadores utilizaron la información recabada por los observatorios para generar una imagen compuesta de datos ópticos del telescopio Pan-STARRS en Hawái y los rayos X detectados por Chandria. La imagen contiene ocho anillos concéntricos separados, cada uno de ellos se creó por las llamaradas de V404 Cygni, reflejadas en distintas nubes de polvo cósmico.
Las asombrosas imágenes que combinan los colores del cosmos, no sólo fungen como la prueba de este extraño fenómeno, sino que también le dan información a los astrónomos del mapa entre V404 Cygni y la Tierra. También han servido para conocer las propiedades de las nubes de polvo y sobre cómo ajustar los observatorios de rayos X para detectar más fenómenos que se les pudieran estar escapando de la vista.
Hay mucho todavía por descubrir allá afuera y este tipo de eventos nos abren las pistas para comprender mejor el intrincado funcionamiento del Universo.