¿Los animales pueden evitar incendios?

Una estrategia utilizada para reducir el riesgo de incendios forestales es el uso de animales, como los rinocerontes o el ganado de vacas o cabras, que al pastar reducen la hojarasca que funciona como combustible en los fuegos.

En épocas de calor, una chispa detona en segundos un siniestro difícil de controlar. Esto es porque se reúnen las condiciones principales para intensificar la ocurrencia de incendios en bosques, selvas y otros ecosistemas por la escasez de humedad en el ambiente y las altas concentraciones de material vegetal seco. A ello se agrega la acción humana.

Las causas de los incendios forestales son muchas. La Comisión Nacional Forestal (Conafor) refiere que el 99% de las conflagraciones son provocadas por el hombre al realizar actividades agropecuarias y urbanas. Por lo que, el resto sucede por fenómenos naturales, por ejemplo, las descargas eléctricas o la erupción de los volcanes.

Animales

Ahora, un equipo de investigación de la Universidad Nacional Australiana ha ido más allá, y ha analizado cómo las aves, los elefantes, las termitas y otros insectos también pueden actuar como ‘ingenieros de los ecosistemas’ a través de sus huellas o sus nidos. Los resultados se publican en la revista Trends in Ecology & Evolution.

Para Claire Foster, investigadora de la universidad australiana y autora principal del estudio, uno de los casos más sorprendentes es del de los ecosistemas de sabana con termitas.

“En los pastizales de la sabana, los termiteros pueden ser como islas de nutrientes: las termitas concentran los nutrientes alrededor de sus montículos. Esto hace que la hierba cerca de estos sea más nutritiva y atraiga a los animales que pastan, haciéndolos menos propensos a quemarse y creando una zona de seguridad durante los incendios forestales de severidad moderada”, explica a SINC.

Otras especies estudiadas cambian la disposición de las plantas o materiales vegetales dentro de su hábitat, como las aves de corral que recogen hojas muertas para incubar sus huevos y así ayudan a que no haya material seco inflamable.

En el caso de los elefantes, son capaces de formar amplios corredores entre el follaje con sus pisadas. “Los huecos en el combustible pueden ser realmente importantes para la propagación del fuego y las huellas de los animales pueden actuar como pequeños cortafuegos”, añade.

Además, Foster destaca la función de los insectos“Algunos de los animales en los que no pensamos necesariamente son los insectos que, al alimentarse de hojas, estimulan la producción de químicos defensivos en las plantas y reducen la inflamabilidad de sus hojas”, dice.

Cómo varían los ecosistemas

Sin embargo, la investigadora señala que según el tipo de ecosistema, el comportamiento de los animales también pueden aumentar las posibilidades de un incendio. Es el caso de los animales de pastoreo, que son más eficaces en hábitats herbáceos como la sabana mientras que en otros, como las zonas alpinas, pueden promover el crecimiento de plantas más inflamables.

“Cuando se usan estratégicamente, y en los ecosistemas adecuados, los mamíferos como las cabras y el ganado pueden tener fuertes efectos supresores de incendios, pero también se han visto muchos ejemplos en los que realmente hacen lo contrario y aumentan el riesgo de incendios graves”, aclara.

En este sentido, Foster apunta que también es importante considerar los efectos a largo plazo“Hemos encontrado ejemplos en los que la actividad del ganado a largo plazo aumentaba el riesgo de incendios de las copas de los árboles en algunos bosques”, indica la experta.

Estos animales se alimentan de árboles jóvenes de hoja caduca pero no de coníferas, “lo que provoca que el bosque tenga una mayor densidad de estas especies y aumentan las posibilidades de que un incendio en el suelo se extienda hacia las copas”.

Australia

Respecto a los incendios en Australia, la bióloga alerta de que no se deben ignorar las consecuencias de las disminuciones de las poblaciones de mamíferos como los bettongs y los bandicuts y aves como el faisán australiano, ya que reducen la cantidad de combustible de matorral de los bosques.

En Australia, el combustible de hojarasca contribuye a la propagación del fuego y a la altura de las llamas, sobre todo cuando el fuego es pequeño y arde en condiciones climáticas suaves o moderadas.

“Por lo tanto, la conservación y la restauración de las poblaciones de estos animales podría tener dos beneficios: la conservación de las especies en sí mismas y el mantenimiento de los bosques y las tierras forestales en las que viven”, aclara.

Para Foster hay “un enorme potencial sin explorar” en este tipo de estrategias para prevenir incendios, aunque siempre se deben estudiar sus consecuencias. “En algunos casos hay sinergias muy claras entre la conservación de los animales y la gestión de los combustibles. Donde existan, ¿por qué no utilizarlas?”.

Fuente: María G. Dionis / Agencia SINC, Ambientun

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