La primera ola no siempre es la más grande ni la más destructiva. Además, al retirarse, el agua puede ser igual o más peligrosa, arrastrando consigo personas y escombros hacia el mar.
Un tsunami, cuyo término proviene del japonés y significa «ola de puerto», es una serie de olas oceánicas gigantescas causadas por una perturbación repentina y a gran escala del fondo marino o de una masa de agua. A diferencia de las olas oceánicas comunes generadas por el viento, los tsunamis se propagan a través de toda la columna de agua, desde la superficie hasta el fondo.
¿Qué lo causa?
La causa más común de los tsunamis (aproximadamente el 80%) son los terremotos submarinos de gran magnitud (generalmente superiores a 7.0 en la escala de Richter) que ocurren en zonas de subducción, donde una placa tectónica se desliza debajo de otra. Este movimiento brusco del lecho marino desplaza una enorme cantidad de agua, generando ondas que se propagan en todas direcciones.
Sin embargo, los tsunamis también pueden ser generados por otras perturbaciones, aunque con menor frecuencia:
- Erupciones volcánicas submarinas o costeras: La explosión o el colapso de un volcán puede desplazar grandes volúmenes de agua.
- Deslizamientos de tierra submarinos o costeros: El deslizamiento repentino de grandes masas de tierra hacia el océano puede generar ondas de tsunami.
- Impactos de meteoritos: Aunque muy raros, el impacto de un meteorito grande en el océano podría generar un tsunami.
- Colapso de un seamount (monte submarino): El derrumbe de una gran estructura volcánica submarina.

¿Cómo afecta?
Los tsunamis pueden tener efectos devastadores en las zonas costeras, tanto inmediatos como a largo plazo:
- Inundaciones masivas: Al acercarse a la costa, la velocidad del tsunami disminuye y su altura aumenta drásticamente, pudiendo alcanzar decenas de metros. Estas olas gigantes inundan las zonas costeras, penetrando tierra adentro varios kilómetros en algunos casos.
- Destrucción por impacto: La fuerza del agua en movimiento es inmensa y puede destruir edificios, infraestructuras (puentes, carreteras, puertos), arrancar árboles y vehículos, y causar graves daños a la propiedad.
- Pérdida de vidas: Los tsunamis son extremadamente peligrosos para las personas que se encuentran en las zonas costeras afectadas, causando un gran número de muertes por ahogamiento, impacto de escombros y colapso de estructuras.
- Erosión costera: La fuerza de las olas puede erosionar significativamente las playas y la línea costera, alterando la geografía local durante muchos años.
- Contaminación: El agua del tsunami puede arrastrar productos químicos, aguas residuales y otros contaminantes tierra adentro y hacia el mar, contaminando fuentes de agua dulce y dañando los ecosistemas marinos.
- Impacto ambiental: Los tsunamis pueden destruir hábitats costeros, como manglares y arrecifes de coral, y causar la muerte de animales terrestres y marinos.
- Consecuencias económicas: La destrucción de infraestructuras, propiedades y actividades económicas (pesca, turismo) puede tener un impacto económico duradero en las regiones afectadas.
- Salud pública: Las inundaciones pueden provocar la propagación de enfermedades transmitidas por el agua, y la falta de vivienda y saneamiento puede generar problemas de salud a largo plazo.
- Impacto psicológico: La experiencia de un tsunami puede causar un trauma psicológico significativo en las personas afectadas.

Es importante destacar que un tsunami no es una sola ola, sino una serie de olas que pueden llegar durante varias horas. La primera ola no siempre es la más grande ni la más destructiva. Además, al retirarse, el agua puede ser igual o más peligrosa, arrastrando consigo personas y escombros hacia el mar.