La actividad en el fondo del lecho marino, las corrientes de convección y la fusión de las rocas en el manto son el motor del movimiento continental que aún hoy en día moldea la superficie del planeta.
La Tierra guarda en su interior un sinfín fe factores activos que hacen que esté en continuo movimiento. A principios de 1910 surgió la teoría que los continentes seguían en desplazamiento, pero todo parecía ser una fantasía nada más, no había manera lógica de comprobarlo, hasta que medio siglo después, la teoría sobre la tectónica de placa pudo dar cuenta del fenómeno.
Una de las primeras ideas relacionadas al desplazamiento continental sugiere que los continentes flotaban en el océano. Pero ese detalle es erróneo. Las siete placas tectónicas, que contienen porciones oceánicas y continentales, se desplazan sobre un manto fundido. Estas son como las porciones de una gran cáscara. Según el sentido en el que se desplazan, los límites entre ellas pueden ser convergentes, este movimiento es cuando tienden a juntarse entre sí, y también sucede de manera divergente, cuando tienden a separarse, o también de fallas transformantes, en caso que su movimiento sea horizontal.
Cinturón de fuego
El diagrama muestra un hecho notable acerca de la superficie de la Tierra. Alrededor de la cuenca del Océano Pacífico hay una gran cantidad de volcanes. Asimismo, esta cuenca es el escenario de gran actividad sísmica; a esta área se la conoce como el «Cinturón de fuego». Básicamente, la actividad sísmica se encuentra concentrada más que nada en estos puntos del planeta.
Un motor oculto
Las corrientes llamadas de convección en la roca líquida impulsan la corteza. En los bordes divergentes asciende el magma, éste genera una nueva corteza. En cambio, en los bordes convergentes, la corteza se deshace fundiéndose hacia el manto. De esta forma, las placas se asemejan a unas largas cintas sinfín por donde los continentes viajan.
Hay detalles importantes sobre el movimiento de placas que hay que conocer. Por ejemplo, el desplazamiento de placas en un año es de 5 cm. Al colisionarse dos placas, una se posiciona bajo la otra y forma una zona de subducción, estos movimientos particularmente son los que generan plegamiento y el vulcanismo.
La tectónica de placas puede definirse como una teoría compuesta por una gran variedad de ideas que explican el movimiento observado de la capa externa de la Tierra por medio de los mecanismos de subducción y expansión del fondo oceánico, que, a su vez, generan los principales rasgos geológicos de la Tierra; entre ellos, los continentes, las montañas y las cuencas oceánicas. La teoría de la tectónica de placas se ha convertido en la base para la explicación de la mayoría de los procesos geológicos.
Arrugas terrestres
El movimiento de las placas tectónicas produce deformaciones y rupturas en la corteza terrestre, en especial en los bordes de las placas convergentes. Durante millones de años, esas deformaciones en el relieve conforman procesos mayores llamados plegamientos.
Estos plegamientos son los que crean las cadenas montañosas en todo el mundo. Si nos remontamos en la historia geológica del planeta Tierra hubo grandes plegamientos, los que son identificados por las características de relieve que generaron.
Es importante recordar que la litósfera (manto rocoso que constituye la corteza exterior sólida del planeta), está rota en numerosos fragmentos, llamados placas, que se mueven unas con respecto a las otras y cambian continuamente de tamaño y forma. Se reconocen siete placas principales, ellas son: placa Norteamericana, la sudamericana, la del Pacífico, la Africana, la Euroasiática, la Australiana y la Antártica. La mayor es la placa del Pacífico, que abarca una porción significativa de la cuenca del Pacífico. Las placas de tamaño medianos son la Caribeña, la de Nazca, la Filipina, la Arábiga, la de Cocos, la de Scotia y la de Juan de Fuca.
Las placas litosféricas se mueven en relación con las demás a una velocidad muy lenta pero continua (promedio de cinco centímetros anuales). Este movimiento es impulsado en último extremo por la distribución desigual del calor en el interior de la Tierra. El material caliente que se encuentra en las profundidades del manto se mueve despacio hacia arriba y sirve como una parte del sistema de convección interna de nuestro planeta. Simultáneamente, las láminas más frías y densas de la litosfera oceánica descienden al manto, poniendo en movimiento la capa externa y rígida de la Tierra.
De esta manera los roces entre las placas litosféricas de la Tierra generan terremotos, tsunamis, crean volcanes y deforman grandes masas de roca en las montañas; éste es el mecanismo que originó recientemente el peor terremoto en la historia del Japón. El archipiélago nipón, se encuentra en un área sísmica y volcánica conocida como “Cinturón de fuego del Pacífico” o “Anillo de fuego del Pacífico”, justo en el límite de varias placas litosfércas: La Pacífica, la Norteamericana, la Euroasiática y la Filipina, de ahí la magnitud del sismo que afectó a este lejano país del oriente. El cinturón de fuego del Pacífico en la zona de mayor actividad sísmica y volcánica de nuestro planeta.