El desgaste de la tierra, un golpe al medio ambiente

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La lucha contra la Desertificación y la Sequía recuerda que se trata de uno de los principales retos medioambientales de nuestro tiempo.

La desertificación es la degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas. Está causada fundamentalmente por la actividad humana y las variaciones climáticas. Se trata de uno de los principales retos medioambientales de nuestro tiempo. Sin embargo, la mayoría de la población nunca ha oído hablar de esta cuestión o desconoce la dimensión del problema.

Hay que recalcar, que si bien también hace referencia a la invasión de tierra por las dunas, al contrario que ocurre con el fenómeno de la desertización, este proceso no hace referencia al avance de los desiertos existentes.

La desertificación se debe a la vulnerabilidad de los ecosistemas de zonas secas que cubren un tercio de la superficie del planeta, a la sobrexplotación del territorio y al uso inadecuado de la tierra. A ello habría que sumarle que factores como la pobreza, la inestabilidad política, la deforestación, la minería, el sobrepastoreo y las malas prácticas de riego que también afectan negativamente a la productividad del suelo.

¿Cuáles son las causas de la desertificación?

La desertificación se produce principalmente por la desaparición de la cubierta vegetal que mantiene la capa fértil del suelo, debido a la tala de árboles y arbustos por su valor maderero, uso como combustible o para obtener tierras para cultivos. El sobrepastoreo, o excesiva carga ganadera, también impide la regeneración de las plantas al ritmo que son consumidas por los animales, que con sus pisadas destruyen la capa superior del suelo. Y no cabe menospreciar el papel de agricultura intensiva, que agota los nutrientes del suelo agotándolo y haciéndolo más vulnerable a los factores climáticos.

En estas circunstancias, el viento y el agua se encargan del resto. Agravan la situación arrastrando la capa superficial de suelo fértil y dejando atrás tierras improductivas. La persistencia de esta combinación de factores acaba por convertir las tierras degradadas en desiertos.

La desertificación en datos

Cuando hablamos de desertificación lo hacemos refieriéndonos a una compleja amenazada medioambiental que cada vez irrumpe con más fuerza en el ámbito socioeconómico, causando más muertes y desplazamientos humanos que cualquier otro desastre natural. No se trata de un fenómeno violento y repentino como los ciclones, huracanes o terremotos; el proceso de desertificación avanza lenta pero inexorablemente, y de hecho las cifras nos muestran que sus catastróficos resultados pueden alcanzar grandes órdenes de magnitud.

La desertificación es un problema mundial que conlleva repercusiones graves para la biodiversidad, la seguridada alimentaria, la erradicación de la pobreza, la estabilidad socioeconómica y el desarrollo sostenible. Así por ejemplo, se calcula que de cara a 2025, cerca de 1800 millones de personas vivirán una escasez absoluta de agua. Además, dos tercios de la población mundial no dispondrán de suficientes recursos hídricos.

Los ecosistemas de las zonas secas son ya frágiles de por sí. Su degradación puede tener efectos devastadores para la población, la cabaña ganadera y el medio ambiente. Millones de personas se verán desplazadas en los próximos años como consecuencia de la desertificación. Se prevé que para el año 2045 alrededor de 135 millones de personas en todo el mundo pueden haber sido desplazadas de los lugares que habitan en la actualidad como consecuencia de la desertificación.

Este fenómeno no es nuevo. De hecho ha sido un elemento fundamental en la historia de la humanidad, contribuyendo a la caída de grandes imperios y desplazando a las poblaciones locales. Y sin embargo, se calcula que en la actualidad el ritmo de degradación de las tierras cultivables aumenta a una velocidad entre 30 y 35 veces superior a la histórica.

La importancia del suelo

Ante estos problemas, frenar la degradación de nuestros suelos -mediante la rehabilitación de tierras, la expansión de terrenos gestionados sosteniblemente y el incremento de iniciativas de reparación de terrenos- es una de las principales vías hacia una mayor capacidad de adaptación y un mejor equilibrio ecológico.

Fuente: nationalgeographic

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