El dengue ya es epidemia en el país y solo el factor climático puede cambiar la situación, o al menos, dar un respiro. Lo cierto es que el frío es la única salida.
Los expertos en salud y ambientes sostienen que durante los meses de frío, ya sea en otoño y el invierno, los mosquitos adultos reducen su actividad, si se encuentran en una casa conservan la temperatura de su interior. Solo a muy baja temperatura, los adultos y larvas se mueren.
Si bien en Argentina ya se vive la estación del otoño, en grandes áreas se nota muy poco, ya que el cambio de la masa de aire no ha llegado del todo, predominando la de característica húmeda.
¿Por qué aún o llega el frío del todo?
Lo cierto es que mientras se mantengan los efectos de el fenómeno climático de El Niño, fase cálida y húmeda, el cambio no llegará inmediatamente. Incluso, los frentes fríos polares se encuentras desplazados al extremo sur del país, en la Patagonia, dejando al área central y norte del país al margen.
Por lo tanto, las persistentes corrientes de viento húmedos del este y noreste, proveniente del Atlántico y del sur de Brasil, dominan la situación de tiempo, generando un escenario climático húmedo y con poco cambio de la temperatura, o bien, con la rápida recuperación en un otoño que se desarrollará ante condiciones de más humedad de lo normal.
A este escenario se le suma el arrastre de varios periodos de lluvias, lo que aportaron en los últimos meses a mantener un terreno más húmedo, con un entorno que aún reluce cierto verdor en la vegetación, siendo el factor clave para la proliferación de las pupas, larvas y posteriormente mosquitos.
El clima es determinante en este marco preocupante en cuanto a la presencia de mosquitos vectores de la enfermedad de el dengue, teniendo en cuenta que sin la llegada de aire frío seco y contundente, que logre estacionarse por varios días, no se vislumbra el desplazamiento del insecto en su totalidad, y por ahora, no hay en vista una irrupción significativa de aire polar a la región central del país.
Lo que tenés que saber sobre los mosquitos del dengue
Los mosquitos del dengue, del tipo Aedes aegypti, se reproducen en las proximidades de los seres humanos en los hábitats similares a los utilizados por el mosquito tigre asiático. Estos incluyen: floreros con agua, jarrones, baldes, barriles de agua, canales de la lluvia, vasos y botellas desechadas, plantas que contienen pequeñas cantidades de agua, o cualquier otro recipiente. El mosquito de la fiebre amarilla es también un picador agresivo y diurno que prefiere alimentarse de los seres humanos. Mosquitos de la fiebre amarilla entran regularmente a casas en busca de huéspedes o lugares para descansar.
El mosquito de la fiebre amarilla de color oscuro es de cerca de 3-4 mm de longitud. El mosquito puede ser identificado por una marca en forma de una lira en el lado dorsal del tórax y los patrones en blanco y negro llamativo en las piernas.
Los mosquitos atraídos por el sudor
Un nuevo estudio ha identificado el gen que les permite detectar el olor de los ácidos lácticos presentes en la sudoración.
Este trabajo podría facilitar la creación de repelentes más eficaces para prevenir el contagio de enfermedades infecciosas transmitidas por estos vectores.
Las hembras de mosquito encuentran en la sangre de los vertebrados los nutrientes necesarios para poner sus huevos. Atraídas por el dióxido de carbono que emiten los humanos al respirar y por los ácidos lácticos de su sudor, estos insectos utilizan su sentido del olfato para encontrar a sus presas.
Para saber más sobre este proceso, investigadores del Laboratorio de Genética Tropical de Miami (EE UU) han estudiado a la especie Aedes aegypti, un peligroso transmisor del dengue y la fiebre amarilla, y han descubierto que el gen Ir8a es el responsable de que puedan percibir el olor a sudor.
“La clave de que los mosquitos Aedes aegypti puedan detectar a sus huéspedes humanos reside en el receptor olfativo IR8a”, declara a Sinc el neurobiólogo Matthew DeGennaro, líder del trabajo publicado en la revista Current Biology.
“Cuando se elimina este gen en el laboratorio, el insecto pierde su capacidad de respuesta ante los ácidos volátiles y, con ello, aproximadamente el 50% de su atracción por los humanos”, añade.
Para llegar a estas conclusiones, eliminaron el Ir8a de los mosquitos de la muestra a través del sistema de edición genética CRISPR-Cas9. Luego, liberaron mosquitos salvajes y otros sin el gen cerca del brazo de uno de los investigadores. Mientras que el primer grupo acudió a su piel en busca de alimento, ni uno de los mutantes se interesó por él en los primeros cuatro minutos de exposición.
Los investigadores subrayan que a partir de los resultados obtenidos se podrían diseñar repelentes y trampas más efectivas. “Los olores que enmascaran la vía IR8a podrían mejorar la eficacia de los repelentes actuales. De esta forma, nuestro descubrimiento podría ayudar a evitar que las personas sean las presas principales de estos insectos”, sostiene DeGennaro.
Mosquitos mutantes sin olfato
En 2013 DeGennaro lideró el equipo de científicos de las universidades de Rockefeller y de California (EEUU) que reveló que el gen olfativo orco es el responsable de la preferencia de los mosquitos hembras por la sangre humana frente a la de otros vertebrados.
“Al eliminar la función del gen orco bloqueamos una familia de receptores que los mosquitos usan para sentir los olores”, cuenta el neurobiólogo. “Sin embargo, la pérdida de esta vía no redujo la atracción de mosquitos por los huéspedes cuando había dióxido de carbono presente. Esto me hizo pensar que existían otras vías olfativas que eran importantes para que los mosquitos encontraran a sus huéspedes”, añade.
Matthew Degennaro, líder del Laboratorio de Genética Tropical de Miami (EE UU) / FIU
A partir de esa idea, el científico encargó a su estudiante de doctorado Joshua Raji alterar el Ir8a, que se expresa en la antena. Al hacerlo, observaron que aunque los chupópteros podían detectar el dióxido de carbono y el calor de la gente, dejaban de percibir los ácidos lácticos del sudor.
Según DeGennaro, el objetivo final es desarrollar un perfume para proteger a las personas de las picaduras de mosquitos portadores de enfermedades infecciosas, aunque hay que seguir investigando.
“La transmisión de enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla, Zika y la malaria puede ser bloqueada si evitamos que estos mosquitos nos piquen”, dice DeGennaro. “Pero para ello, primero necesitamos entender la base molecular del comportamiento de los mosquitos”, concluye.
Vía: agenciasinc.es
Fotografía portada de la nota: Mosquitos. (Shutterstock / Matee Nuserm)