Un fotógrafo con sede en Tokio, Danilo Dungo, utiliza aviones no tripulados para tomar impresionantes fotografías de flores de cerezo japonés.
Cada primavera, se dirige al Parque Inokashira para admirar las flores, y mientras la fotografía regular capturar la belleza del parque, los zánganos revelan algo completamente distinto.
Cada primavera, el Parque Inokashira se transforma en un espectáculo visual con la floración de los cerezos, atrayendo a multitudes que buscan admirar su belleza. Si bien la fotografía tradicional captura de manera efectiva la elegancia de estas flores desde el nivel del suelo, es la fotografía con drones la que revela una dimensión completamente diferente del parque.
Desde las alturas, los drones ofrecen una perspectiva aérea única, permitiendo observar patrones y composiciones que de otra manera pasarían desapercibidos. Las copas rosadas y blancas de los cerezos se entrelazan formando un dosel espectacular, mientras que el lago Inokashira se convierte en un espejo que refleja el vibrante paisaje. Esta vista elevada no solo destaca la magnitud de la floración, sino que también contextualiza el parque dentro de su entorno urbano, mostrando la armonía entre la naturaleza y la arquitectura circundante. La fotografía con drones no solo documenta la belleza, sino que la reinventa, ofreciendo una experiencia visual verdaderamente inmersiva y reveladora.

Cuando se ve desde una gran altura, el lago Parque Inokashira lago parece estar cubierto en su totalidad en las flores! Parecido al polen en una corriente del río, las flores de vuelta al lago lo pintan de un color de rosa surrealista, una vista sin ser visto por la mayoría de,aviones no tripulado.


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Fotografía: Danilo Dungo
Fotografía: Danilo Dungo