Nuestro mundo aún contiene rincones fascinantes intactos a la acción del hombre y que jamás dejarán de fascinarnos. La Pirámide de Ball es uno de ellos.
Se trata de un hito de la naturaleza, pues es la estaca volcánica más alta del mundo, descubierta en 1788. Sin embargo, la Pirámide de Ball se formó hace 7 millones de años. Pero lo que realmente la convirtió en un lugar único fue por la criatura que moraba entre sus rocas, la cual se creía extinta desde hacía varias décadas. Conoce su historia:
Con 562 metros de altura, con tan solo 300 de grosor y poco más de 1 km de punta a punta de la base, la Pirámide de Ball es un peñón que se yergue como un bastión superviviente de la prehistoria situado en mitad del mar de Tasmania, entre Australia y Nueva Zelanda, a tan solo 20 km al sureste de la isla Lord Howe.
Pero no fue hasta 1882 que el hombre puso un pié en este islote por primera vez, aunque habría que esperar hasta 1965 para que su cima fuese conquistada. En 1964, un grupo de aventureros que intentó coronarla, pero que no pudo debido a las inclemencias del tiempo, hizo un descubrimiento aún más fascinante: encontraron el cadáver de un Bicho Palo de Lord Howe, aunque ni rastro de ejemplares vivos
Aunque se creía que esta especie llevaba extinta varias décadas, el descubrimiento cayó en el olvido. No fue hasta 40 años después, en 2001, cuando se emprendió una expedición para encontrar ejemplares vivos del insecto.
Así pues, dos científicos y dos asistentes emprendieron la búsqueda. Después de un infructuoso ascenso hasta la cima, alguien divisó durante el descenso una plataforma rocosa donde crecía un arbusto. Allí encontraron lo que parecían ser excrementos de un insecto de gran tamaño, pero ni rastro de ellos.
Sin embargo, sabían que el bicho palo es nocturno, por lo que no se lo pensaron dos veces antes de volver a aquel inhóspito lugar durante la noche. Allí, en la penumbra de la noche, encontraron lo que habían estado buscando.
Descubrieron hasta 24 ejemplares del Bicho Palo de Lord Howe. Nick Carlile, uno de los científicos descubridores dijo tras el hallazgo: “me siento como si hubiéramos retrocedido al Jurásico, cuando los insectos dominaban el mundo”. Aquellos ejemplares eran los únicos supervivientes de su especie
Varios años después se inició un programa de recuperación que ha dado sus frutos. En cinco años se habían conseguido criar a 700 especímenes adultos, y hoy día existen colonias de cría no solo en Australia, sino también en Reino Unido, Estados Unidos y Canadá
Lo más fascinante de todo es cómo logró pervivir esta especie en unas condiciones tan extremas durante cientos de miles de años. El milagro de la vida nunca dejará de sorprendernos:
Vía: lavozdelmuro.net
Imágenes: fronterasblog
Fuentes: Wikipedia / Pirámide de Ball
Vídeo: vimeo / Zoos Victoria