Por lo que sabemos, en el Universo hay agua por todas partes. No en vano, el hidrógeno es el elemento más abundante que existe, y allí donde dos átomos de hidrógeno se encuentran con uno de oxígeno, puede haber agua.
Durante las últimas décadas, además, los astrónomos han localizado varios miles de exoplanetas, mundos alrededor de otras estrellas, y en una parte de ellos se dan las condiciones para que el agua exista en estado líquido, un requisito indispensable para que se desarrolle la vida tal y como la conocemos.
Y aún más, algunos de esos mundos lejanos podrían ser, incluso, completamente «acuáticos», con inmensos océanos globales en los que la tierra firme no existe.
Sin ir más lejos, aquí mismo, dentro del Sistema Solar, varios cuerpos completamente helados, como la luna Encelado o el planeta enano Plutón, han dado muestras de tener vastos océanos subterráneos, enterrados bajo las gruesas capas de hielo que cubren sus superficies.
Ahora, sin embargo, un estudio recién publicado en Arxiv.org por investigadores de la Universidad de Las Vegas sostiene que deberíamos «darle una vuelta» a la cuestión del agua, tanto en la Tierra como en los mundos helados de nuestro sistema y en los demás planetas descubiertos hasta ahora.
Según los investigadores, en efecto,en nuestro propio mundo podría haber mucha más agua de la que pensamos, mientras que, al contrario, el preciado líquido sería más escaso de lo que creemos en muchos mundos helados.
La razón para que esto sea así está en el hielo o, más propiamente, en su estructura. En esencia, existen dos formas de hacer hielo: bajando la temperatura, como sucede en un congelador, o aumentando la presión, comprimiendo el agua hasta que se convierte en un sólido.
Agua a 31 gigapascales
Ashkan Salamat y sus colegas de la Universidad de las Vegas decidieron hacer lo segundo en su laboratorio, aplastando agua entre dos diamantes para estudiar cómo las moléculas de H2O se unen entre sí cuando se someten a presiones muy altas.
Y hallaron que a una presión de cerca de 31 gigapascales (unas 300 veces superior a la que existe en el fondo de la fosa de las Marianas), la estructura cristalina del hielo cambia, al mismo tiempo que los enlaces moleculares se hacen más fuertes y el hielo, por lo tanto, se vuelve más duro.
Ese cambio en la forma en que los dos átomos de hidrógeno se unen al de oxígeno hace que el hielo sea menos comprimible, lo cual implica profundos cambios en los modelos actuales de planetas que contienen agua.
Hallazgo
Por un lado, dicen los investigadores, el hallazgo implica que aquí, en la Tierra, el agua podría existir incluso a grandes profundidades, en el manto, mucho más «enterrada» de lo que pensábamos. Es decir, que podrían existir antiguas y enormes reservas de agua aún no descubiertas a muchos kilómetros bajo el suelo que pisamos.
En otros planetas, sin embargo, los efectos de este hielo súper denso pueden variar. Para algunos de tamaño muy grande, por ejemplo, podría significar que tienen menos agua de lo que pensábamos, porque si el hielo denso no se puede comprimir más, el mismo espacio albergará una cantidad menor.
Para otros planetas, sin embargo, la situación podría ser exactamente la contraria, y podrían tener más agua de la prevista porque ese hielo puede tener características que previamente atribuíamos principalmente a las rocas.
Por lo tanto, dice Salamat, «lo que parecía ser un sistema muy simple muestra en realidad un comportamiento muy complejo. Debido a eso, no sabemos cuánta agua hay realmente en estos exoplanetas».
Fuente: ABC