Sin duda, las cuevas heladas tienen un toque que les hace ser de otro mundo: los témpanos, el frío en el aire y la sensación de que todo está congelado (hasta el tiempo).
Hay cuevas de hielo por todo el mundo, pero hoy hemos decidido traerte algunas de las que, posiblemente, nunca hayas oído hablar. Ponte el gorro de lana y explora estas maravillas.
Las cuevas se nos presentan con patrones siempre cambiantes, una lenta evolución, crecimiento Y encogimiento, en un ciclo constante. Son una puerta única para descubrir que la humanidad en algún momento sólo fantaseó y penetró en su mente. Pero ahora, si tan sólo un momento, limitados por la provisión de aire en nuestras espaldas o a nuestro lado, podemos ser parte de este fenómeno y experimentar esta metamorfosis. Cada cueva es una entidad única con personalidad propia.
El Glaciar de Mendenhall ocupa unos 19 kilómetros del valle de Mendenhall, en Juneau, al sureste de Estados Unidos en el estado de Alaska.
Realmente los glaciares son un verdadero espectáculo de la naturaleza, pero en este caso lo más impresionante se encuentra bajo tierra. En el interior podemos encontrar unos caminos revestidos por el hielo glacial en la que se pueden dejar entrever una serie de colores brillantes que en ningún otro rincón se pueden apreciar.
Podemos encontrar dos cascadas que se deslizan por la montaña adyacente y por su paso en el glaciar forman enormes cuevas de hielo formando estos senderos que te permitirán vivir una de las experiencias más bonitas de tu vida.
Fotografía: Jonathan Tucker