Este hallazgo proviene de una campaña de lanzamientos de globos a gran altitud casi semanales conducidos por los estudiantes de Earth to Sky Calculus.
Los rayos cósmicos son partículas subatómicas con una energía extremadamente elevada —principalmente protones y núcleos atómicos acompañados de emisiones electromagnéticas— que se desplazan por el espacio y acaban bombardeando la superficie terrestre. Viajan casi a la velocidad de la luz, que es de unos 300 000 kilómetros por segundo.
Hay dos tipos de rayos cósmicos: galácticos y solares. La radiación cósmica galáctica procede de los restos de las supernovas, que son poderosas explosiones ocurridas en la etapa final de la vida de las estrellas gigantes que colapsan y se transforman en agujeros negros o se destruyen por completo. La energía emitida en estas explosiones acelera las partículas cargadas fuera de nuestro sistema solar, por lo que estas se vuelven altamente penetrantes y muy difíciles de blindar. En esencia, las supernovas actúan como enormes aceleradores naturales de partículas. La Tierra está constantemente expuesta a la radiación cósmica galáctica.
La radiación cósmica solar está constituida por partículas cargadas emitidas por el Sol, principalmente electrones, protones y núcleos de helio. Parte de esta radiación es emitida constantemente por la corona solar, por lo que los científicos le han dado el nombre de “viento solar”. El resto procede de eventos de partículas solares, es decir, explosiones repentinas y esporádicas de partículas cargadas eléctricamente acompañadas de emisiones electromagnéticas que tienen lugar cuando los campos magnéticos en la superficie del Sol se retuercen y se enredan.
Los rayos cósmicos en la estratosfera se están intensificando por cuarto año consecutivo a medida que nos acercamos al Mínimo Solar.
Desde hace unos años, ha habido un aumento de ~ 13% en rayos X y rayos gamma en el centro de California, donde los estudiantes han lanzado cientos de globos.
Los puntos grises en la gráfica son datos de globo de Earth to Sky. En esa serie de tiempo se superpone un registro de datos de monitores de neutrones del Observatorio Geofísico Sodankyla en Oulu, Finlandia (Sodankyla Geophysical Observatory). La correlación entre los dos conjuntos de datos es impresionante, especialmente teniendo en cuenta su amplia separación geográfica y diferentes metodologías.
Los monitores de neutrones se han considerado durante mucho tiempo como un «estándar de oro» para monitorear los rayos cósmicos en la Tierra. Esto demuestra que los globos construidos por los estudiantes están recopilando datos de calidad similar.
¿Por qué están aumentando los rayos cósmicos?
La respuesta corta es el «Mínimo Solar». En este momento, el ciclo solar de 11 años se está hundiendo en uno de los mínimos más profundos de la Era Espacial. El debilitamiento del campo magnético del sol y el viento solar no nos protegen como de costumbre de la radiación del espacio profundo. Los lanzamientos de globos Earth to Sky en varios países y estados de EE. UU. muestran que este es un fenómeno generalizado.
Los rayos cósmicos son de interés para cualquiera que vuele en aviones. La Comisión Internacional de Protección Radiológica ha clasificado a los pilotos como trabajadores de radiación ocupacional debido a las dosis de rayos cósmicos que reciben mientras vuelan.
Un estudio reciente realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard muestra que los asistentes de vuelo se enfrentan a un riesgo elevado de cáncer en comparación con los miembros de la población general y enumeraron los rayos cósmicos como uno de varios factores de riesgo. También hay estudios controvertidos que sugieren que los rayos cósmicos promueven la formación de nubes en la atmósfera. Si es así, el aumento de los rayos cósmicos podría afectar al tiempo y al clima.
Spaceweather.com
Vía: Tiempo (Revista RAM)
Con información de: https://www.iaea.org/