Ningún ojo humano es capaz de observar el fenómeno minúsculo que sucede cuando se originan las nubes.
No podemos apreciar a simple vista cómo imperceptibles cristales de hielo nacen a 6 kilómetros de altura para luego juntarse y formar esas masas blancas que tanto nos entretienen la vista. Hasta ahora. Porque unos científicos han conseguido recrear este proceso, llamado nucleación del hielo, y fotografiarlo con microscopios electrónicos para hacerlo visible al mundo.
La nucleación del hielo ocurre a una elevada altitud donde la humedad es relativamente alta y las temperaturas son muy bajas, llegando a los -68ºC. En ese ambiente, el vapor de agua se puede acumular fácilmente en cualquier pequeña partícula que flota en la atmósfera.
Esas partículas, que llegan a medir la décima parte de la anchura de un pelo, pueden ser cualquier cosa que pulule por el aire, desde cenizas volcánicas o emisiones de aviones hasta microbios. Después de acumularse el vapor sobre ellas, se congelan transformándose en cristales de hielo.
Las partículas de las que se valieron en el proceso y que colocaron en esas diminutas cabinas fueron caolinitas, un mineral de la arcilla. Lo que se dio allí dentro quedó grabado por un microscopio capaz de captar detalles a una resolución increíblemente alta, y este ha sido el resultado:
«La nucleación del hielo, el momento en que el primer grupo de moléculas se reúne, es una de las partes más fundamentales y a la vez menos entendidas del proceso de cómo se forman las nubes frías», reconocía Bingbing Wang, uno de los miembros del equipo del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico, donde se ha llevado a cabo la experiencia.
Su experimento servirá para que comprendamos mejor cómo se originan las nubes y también el cómo cumplen su labor de absorber el calor para refrescar y calentar nuestro planeta. Mientras nosotros damos gracias a que esos cristales de hielo nazcan y nos dejen en el cielo formas maravillosas.