El fotógrafo Joshua Nowicki paseaba por el Lago Michigan y captó estas increíbles imágenes de decenas de pequeñas esculturas como torres que emergían de la playa y algunas de ellas llegaban a medir hasta 30 cm.
Este espectáculo fue el resultado de un clima muy frío y el viento que erosionó la arena congelada hasta darle estas increíbles formas.
Al día siguiente, el sol ya las había derretido.
Decenas de pequeñas torres de arena se levantaban en la playa, algunas de casi medio metro de altura. Estos extraños castillos de arena se forman cuando las ráfagas de viento erosionan lentamente capas de arena congelada, de un modo muy similar a como un río podría crear poco a poco un cañón.