Cuando una masa de aire seca choca con una montaña, a sotavento de ella se produce un efecto de aspiradora de las brisas procedentes del valle.
Sea en que parte del planeta sea, las nubes suelen adoptar formas increíbles, manifestándose hasta en los puntos más altos, con características que nos dejan con la boca abierta. A veces, por efecto del viento en altura, la geografía del lugar y condiciones propicias atmosférica, nos regala formas inusuales. En este caso, esta formación con aspecto a banderola o banderín sobre los picos de las Dolomitas en Italia.

Nube bandera:
Si estas brisas con movimiento de remolino están cargadas con más humedad, forman nubes que ascienden por las laderas de sotavento hasta la misma cima, en donde se disipan al encontrase con los vientos secos. Suelen proporcionar buen tiempo a barlovento pero dentro de las nubes de sotavento el tiempo puede ser muy distinto.
Las Dolomitas toman su nombre del geólogo francés Dieudonné Dolomieu que descubrió las propiedades de la dolomía, una roca caliza riquísima en mineral dolomita, presente en esta cadena montañosa.
La dolomía dona a las montañas un color particular: el blanco (motivo por el cual se denominan también “Montes pálidos”), sin embargo, al amanecer y sobre todo al ponerse el sol, esta zona asume un color que va del rosado al rojo fuego: es el fenómeno llamado “enrosadira”.
Fotografía: Jim Nilsen, Stefan Friedhoff