Aguas cálidas y cristalinas, buena visibilidad, poca profundidad, testigo del paso de la historia con una gran variedad de vida marina: la costa albanesa es el nuevo destino favorito para los amantes del submarinismo.
El comunismo gobernó con mano de hierro durante más de 40 años, pero tras su caída Albania se ha ido abriendo lentamente al mundo y ya es candidata a pertenecer a la Unión Europea, y con aspiraciones a ganarse su lugar en el turismo europeo.
Desde un punto de vista marino, Albania, literalmente, es un tesoro. Fue por mucho tiempo el puerto de entrada a los Balcanes y un enclave estratégico para las embarcaciones que cruzaban el Mar Adriático. Su litoral es pese a ello uno de los menos explorados en el Mediterráneo y en su fondo convive una variada fauna marina con los restos de buques de las dos guerras mundiales y embarcaciones de la antigua Roma.
Las fotografías se tomaron al sur de Albania en tres cuevas: Viroit, Skotini y Petranik. Se exploró este año por el buceador Krzysztof Starnawski a una profundidad de 240m. Cueva se encuentra cerca de una hermosa y antigua ciudad de Gjirokastra.
Gjirokastra está considerada una ciudad-museo, y así ha sido reconocida por la UNESCO que la ha acogido en un plan de mantenimiento y puesta en valor de su estructura histórica por sus valores etnográficos.
Crédito fotográfico: Krzysztof Starnawski