Durante el año muchos utilizan el avión para sus desplazamientos a sus lugares de descanso y vuelta a su residencia, pero ha pensado en los peligros meteorológicos al volar.
Parece ser que los fenómenos convectivos y las tormentas crean múltiples peligros y se llevan la palma para la aviación, pero aun así los aviones comerciales de pasajeros son muy seguros cuando vuelan.
Convección y tormentas
Y es que las nubes convectivas llevan asociadas fuertes corrientes ascendentes y descendentes, turbulencias, los rayos, descendencias intensas cerca de superficie, granizo, etc.
Todos estos fenómenos crean graves problemas en vuelo, en los procesos de aterrizaje y despegue. Pero, repetimos: volar es bastante o muy seguro.
Los riesgos meteorológicos para la aviación son de diversos tipos de tiempos pero las tormentas y la convección impactan en la confortabilidad y seguridad de los vuelos. Por eso los pilotos y controladores aéreos tratan de evitarlos.
Por ejemplo los aviones a reacción llevan radares meteorológicos para detectar y evitar así las violentas corrientes ascendentes y descendentes de los focos convectivos y de las tormentas. Estas pueden generar incluso problemas a distancias a través de ondas gravitatorias y sus turbulencias asociadas.
De igual manera, las corrientes ascendentes y descendentes pueden generar turbulencia moderada, fuerte y severa sí un avión entra dentro de una nube de tormenta.
El granizo dentro de las nubes convectivas suelen generar destrozos en la parte delantera de los aviones y es muy impactante sus efectos en el aire.
Los momentos de aterrizaje y despegue son críticos
Cuando una tormenta está en la zona de las pistas de los aeropuertos o cercanías, los aviones son obligados a estar en el aire o son desviados a otros aeropuertos por razones de seguridad.
Las corrientes descendentes de una tormenta pueden ser muy peligrosas para las aeronaves en el despegue o el aterrizaje. Una corriente descendente puede provocar un cambio rápido del viento de un viento de cola a un viento de cabeza, lo que hace que la aeronave pierda altura rápidamente.
Afortunadamente, los aeropuertos están equipados con instrumentos que pueden detectar condiciones peligrosas y enviar advertencias que evitan que los aviones se encuentren con estas condiciones peligrosas.
La turbulencia
La turbulencia también es un peligro para los aviones en niveles altos y en vuelo. La turbulencia generada por una tormenta eléctrica puede hacer que la aeronave se «agite» violentamente, incluso si solo vuela cerca de una tormenta. La turbulencia del aire despejado, o CAT, es el movimiento turbulento del aire en ausencia de pistas visuales, como las nubes.
Descargas eléctricas
Los rayos pueden golpear un avión, pero generalmente no causan daños cuando el perno entra en las extremidades de la aeronave, como la punta de la nariz, la cola o el ala. El avión actúa como una jaula protectora de Faraday.
Hielo y engelamiento
La formación de hielo es particularmente peligrosa para los aviones. Cuando un avión vuela a temperaturas bajo cero mientras se encuentra dentro de una nube, las gotas de agua líquida muy fría se congelan en el avión tan pronto como lo hacen. El hielo en las alas puede interrumpir la elevación del avión y hacer que pierda altitud. Descongelar un avión antes del despegue evita la acumulación de hielo en el avión.
Las altas temperaturas
Los aviones pueden perder sostenibilidad cuando las temperaturas son muy altas en capas baja y superficie. Los aviones comerciales con motores a reacción no suelen tener problemas en sus despegues. Otros aviones menos potentes y pequeños se pueden quedar en tierra y no despegar por ausencia de sostenibilidad suficiente.
Aún así los aviones comerciales de pasajeros son muy seguros para el viaje a grandes distancias.
En otro artículo trataremos de las situaciones de baja visibilidad, nieblas, cenizas volcánicas, nevadas, etc.
Vía. Tiempo (Revista Ram)