Zapatos de fibra de plátano, madera a base de cáscaras de frutos secos o ropa hecha con residuos marinos son algunas de las iniciativas que quieren poner fin a la economía del usar y tirar.
“Desde la revolución industrial, nos hemos desarrollado en el marco de una economía lineal: extraemos los recursos, los transformamos y los tiramos”, señala Jules Coignard, director y co-fundador de la plataforma de economía circular Circul’r. Coignard, advierte de que este modelo económico tiene dos grandes problemas: “Cada vez son menos los recursos disponibles”, mientras que “la producción de residuos no para de aumentar”. “De seguir así, en el año 2050 habrá más plásticos que peces en el mar”, denuncia el director y co-fundador de Circul’r, quien es además Alumni del campus de Barcelona de TBS Business School.
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La solución pasa por reutilizar los residuos y evitar la extracción de nuevas materias primas, es decir, en reconvertir el actual modelo lineal en uno de circular. “Es necesario cerrar el círculo porque nos estamos ahogando en un mar de residuos”, opina Albert Fuster, director académico de la escuela barcelonesa de diseño e ingeniería Elisava. Escuelas como Elisava, instituciones públicas, fundaciones y también empresas privadas están trabajando en esta línea, asegura Fuster, quien destaca que es “una tendencia claramente al alza”.
La start-up Indianes, por ejemplo, fabrica unos zapatos con fibra de plátano extraída de desechos agrícolas. Otro caso parecido es el de la marca de zapatos El Naturalista, que utiliza materiales como redes de pesca en desuso, conchas de moluscos de las empresas conserveras gallegas o cámaras recicladas de camión.
También las firmas de ropa se suman a esta tendencia. Ecoalf convierte las botellas de plástico en fibra hilada para sus prendas, utiliza las redes en desuso de los pescadores para hacer nylon, mezcla posos de café molido con polímeros de poliéster reciclado con el fin de crear hilo y usa caucho procedente de neumáticos para su línea de flip flops y para suelas de zapatillas. Todo ello ha sido posible gracias a una importante apuesta en I+D de la compañía.
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La empresa de materiales de deporte de aventura y de invierno Patagonia es otra de las grandes marcas conocida por usar residuos como materia prima. Parte del nylon que utiliza proviene de residuos de fibra postindustriales, hilo recogido de una fábrica de hilado y desechos de las fábricas de tejidos. Por otro lado, cuenta con una línea de productos hecha con botellas plásticas de gaseosa.
Más allá de la moda, que es la segunda industria más contaminante del mundo, el sector de la construcción también se ha sumado a esta tendencia. El maderón es un nuevo material que imita la madera que está fabricado a partir de cáscaras trituradas u otros materiales lignocelulósicos mezclados con resina. Se utiliza como recubrimiento de paredes, muebles o para ataúdes.
Los neumáticos fuera de uso empiezan a ser utilizados en pavimentos de carreteras, pero son ya unos grandes conocidos en suelos de parques infantiles o en gimnasios. También se está utilizando en sistemas de protección de motoristas y como elementos de separación en las vías urbanas, para diferenciar, por ejemplo, el carril bici.
“La clave para poder dar una segunda vida a estos residuos es el ecodiseño. Es preciso diseñar los objetos pensando en que sean más fácilmente reparables así como reutilizables o reciclables al final de su vida útil”, indica el director académico de Elisava. “La escuela y los alumnos trabajamos en esta línea”, afirma Fuster. Los proyectos de fin de curso Entre Redes, que crea mobiliario a partir de redes de pesca, y Re-Dar, un colorante fabricado a partir de residuos del proceso de depuración de agua, son algunos ejemplos de esta tendencia al alza.
Vía: Lavanguardia