Fantástica nube iridiscente Píleo con ciert caracteristica lenticular sobre los cielos de Spring Arbor, Michigan.
Una nube iridiscente es una nube con colores que se asemejan a los que podemos encontrar en manchas de aceite, alquitrán o gasolina en superficies de agua, causados por un fenómeno parecido a la irisación. Es un fenómeno meteorológico poco común y normalmente puede ser observado en altocúmulos, cirrocúmulos y nubes lenticulares, pero muy pocas veces en nubes cirro.
Las nubes iridiscentes de bellos tonos pastel son un fenómeno óptico atmosférico que muchos hemos observado en el cielo. Su origen es la difracción de la luz solar al incidir en las partículas (cristales hielo o gotas de agua) de la nube. Su aparición requiere que las partículas sean pequeñas (de pocos micrómetros), que estén estratificadas en capas con partículas de tamaño similar (si los tamaños varían mucho en cada capa el color se vuelve blanquecino) y que las nubes sean tenues (para que la luz atraviese sólo una partícula y no varias).
Permíteme una introducción a las nociones físicas básicas que explican este curioso fenómeno [1]. La difracción es un efecto debido a las propiedades ondulatorias de la luz. Una onda es un fenómeno oscilatorio que se caracteriza por una longitud de onda (o una frecuencia). El arco iris se produce por la refracción de la luz del Sol dentro de una gota de agua. Los colores del arco iris corresponden a diferentes longitudes de onda, desde unos 380 nm (nanómetros) para el violeta hasta unos 780 nm para el rojo. La velocidad de las ondas de luz dentro de la gota de agua (el índice de refracción) depende de la longitud de onda, con lo que la luz blanca del Sol se dispersa y abandona la gota formando una banda de colores (Isaac Newton diría que la luz se “descompone” en los colores del arcoiris porque las gotas actúan como pequeños prismas). Cuando las gotas de una nube son muy pequeñas, no pueden actuar como prismas y no se produce el fenómeno del arcoíris, pero entra en acción la difracción.