Grandes ecosistemas como las selvas tropicales y los arrecifes de coral pueden colapsar a un ritmo significativamente más rápido de lo que se pensaba hasta ahora según un un nuevo estudio que alerta de que los bosques amazónicos podrían morir en solo 49 años y los arrecifes del Caribe en solo 15 años.
El estrés que ejerce el cambio climático por la actividad antropogénica sobre los ecosistemas está ocasionando graves consecuencias en la biodiversidad del planeta. Los lagos limpios se transforman en aguas verdes, los arrecifes de coral se blanquean y los bosques tropicales evolucionan hacia pastizales a medida que la deforestación provoca cambios en la humedad del aire y la tierra. Y el tiempo se nos está acabando.
Grandes ecosistemas como las selvas tropicales y los arrecifes de coral pueden colapsar a un ritmo significativamente más rápido de lo que se pensaba hasta ahora según un nuevo estudio, publicado en la revista Nature Communications, que alerta de que los bosques amazónicos podrían morir en solo 49 años y los arrecifes del Caribe en solo 15 años.
Científicos de la Universidad de Southampton, la Escuela de Estudios Orientales y Africanos y la Universidad de Bangor, todas en Reino Unido, estudiaron datos sobre las transformaciones de 40 ambientes naturales en la tierra y en las aguas. Estos varían en tamaño desde pequeños estanques hasta el ecosistema acuático del Mar Negro. Estos datos han sido recopilados de publicaciones científicas, informes institucionales y bases de datos en línea sobre cambios de régimen y umbrales.
Si bien se predice que la frecuencia de los cambios en los ecosistemas aumentará, la relación entre las escalas de espacio (área) y tiempo de los cambios es poco conocida. El equipo descubrió que aunque los ecosistemas más grandes tardaron más en colapsar, debido a su gran tamaño, la velocidad a la que ocurrió la transformación fue significativamente más rápida que el ritmo de cambio para sistemas más pequeños.
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Los hallazgos pueden explicarse por el hecho de que los ecosistemas más grandes están formados por más compartimentos, o subsistemas, de especies y hábitats. Esta configuración modular proporciona resistencia contra el estrés inicialmente, sin embargo, una vez que se pasa un cierto umbral o punto inflexión, la misma modularidad hace que se acelere la velocidad a la que colapsa el ecosistema. Esto significa que los ecosistemas que han existido durante miles de años podrían hundirse en menos de 50.
John Dearing, profesor de Geografía Física en la Universidad de Southampton, quien dirigió la investigación, asegura que “los mensajes aquí son claros. Necesitamos prepararnos para cambios en los ecosistemas de nuestro planeta que sean más rápidos de lo que habíamos previsto“.
Los efectos que el profesor Dearing y su equipo han destacado probablemente se ilustran por la rápida propagación de incendios forestales recientemente vistos en Australia y aumentan las preocupaciones sobre los efectos que los incendios en la selva amazónica tendrán sobre su capacidad para resistir el cambio climático.
El profesor Dearing concluye que “estos hallazgos son otro llamamiento para detener el daño actual que se impone a nuestros entornos naturales que empuja los ecosistemas a sus límites“.
Vía: elagoradiario