¿A qué se deben los distintos tonos que proyectan? ¿Cuándo aparece cada uno de estos colores? Te lo contamos.
Los cometas son cuerpos celestes de hielo, roca y polvo (a menudo se dice que son bolas de nieve sucia) que orbitan alrededor del Sol en órbitas elípticas o incluso parabólicas. Al acercarse al Sol, la parte helada de la mayoría de los cometas se evapora parcialmente y se forman dos colas. Una de ellas es la formada por gas proveniente del hielo sublimado y parte del polvo liberada, que puede quedar atrapada en la misma órbita del cometa dando lugar a las corrientes de meteoroides. Esta cola de polvo es el rastro que se ve en la mayoría de imágenes de cometas. La otra cola está formada por iones, que son moléculas de gas cargadas eléctricamente, en forma de gas ionizado que el viento solar arrastra.
Según se acercan al Sol, se suceden procesos físicos y químicos que hacen que lo que era una bola congelada y apagada despliegue una completa paleta de colores. Los distintos tonos de los cometas se deben, básicamente, a la acción de cinco compuestos: agua helada, amoniaco, dióxido de carbono, metano y monóxido de carbono.
¿Qué colores percibimos?
La estela azul de estos bólidos aparece cuando la luz ioniza las moléculas de monóxido de carbono.
El hielo del cometa se funde y crea una estela que adquiere un color entre blanco y amarillo, cuando la luz solar la ilumina.
El Sol rompe los enlaces de ciertos elementos químicos que despiden, en el proceso, un lúgubre brillo verdoso.
Lejos del astro rey, los cometas son algunos de los cuerpos que menos luz reflejan, y se ven grises o negros.